El presidente interino de Egipto, Adli Mansur, ha aprobado este jueves varias leyes de importante calado para el país, apenas unos días antes de abandonar el cargo, que será ocupado a partir del domingo por el exjefe del Ejército Abdelfatá al Sisi, que se impuso en las elecciones celebradas la semana pasada.
Una de las leyes más importantes promulgadas por Mansur es la que regula las elecciones parlamentarias y la práctica de los derechos políticos. En base a la misma, el número de escaños del Parlamento será reducido de 630 a 567, de los que 420 serán electos a través de listas individuales, mientras que 120 lo serán a través de listas de partidos. El resto serán nominados directamente por el presidente.
Cada lista de partido ha de incluir al menos a tres mujeres, tres cristianos coptos y dos representantes de agricultores y trabajadores industriales. Además, cada lista individual debe incluir 56 puestos para mujeres, nueve para cristianos coptos, seis para trabajadores y agricultores, seis para jóvenes, tres para personas con discapacidad y tres para expatriados.
Otra importante ley es la que endurecerá las penas por acuso sexual, que ha sido aprobada como una enmienda al Código Penal egipcio, según ha indicado el portavoz de la Presidencia, Ihab Badawi, tal y como ha informado el diario egipcio 'Al Ahram'.
La ley impone penas de cárcel de no menos de seis meses y multas de entre 3.000 y 5.000 libras egipcias (entre 307 y 512 euros) para aquellos que sean declarados culpables de acoso sexual en zonas públicas o privadas, estando el caso definido como gestos, palabras, o cualquier medio de comunicación o acción que tenga una interpretación sexual o pornográfica.
En caso de que el acoso continúe la pena ascendería hasta no menos de un año de cárcel y una multa de entre 5.000 y 10.000 libras egipcias (entre 512 y 1.028 euros). En caso de que el acosador reincida, las penas se irán duplicando.
Las penas serán aún mayores para los que se aprovechen de su posición de autoridad en la familia, el trabajo o la educación para cometer acoso sexual, con penas de cárcel de entre dos y cinco años y con multas de entre 20.000 y 50.000 libras egipcias (entre 2.056 y 5.120 euros). La misma pena se aplicará en caso de que el acoso sea llevado a cabo por dos personas o más o si se usan armas.
Es la primera vez que se regulan los delitos relacionados con el acoso sexual en Egipto, aunque hasta ahora, se había recurrido a tres artículos del Código Penal para sancionar algunos casos relacionados con este acoso. Entre estos artículos están los que regulan incidentes producidos por insultos, comportamientos indecentes y asalto sexual.
MÁS IMPUESTOS PARA LOS SUELDOS ALTOS
Por otra parte, Mansur ha publicado un decreto según el cual todas aquellas personas que tengan un salario anual superior al millón de libras egipcias (alrededor de 102.380 euros) sufrirán una subida de impuestos del cinco por ciento.
La misma subida se aplicará a las empresas con beneficios superiores a dicha cantidad, si bien dicho aumento estará vigente por un periodo de tres años. En la actualidad, los que cobran más de 250.000 libras egipcias (unos 25.595 euros) al año pagan un 25 por ciento de impuestos.
La medida excepcional tiene como objetivo responder a las peticiones de mayor justicia social presentadas durante la revolución de 2011, que se saldó con la caída del régimen autocrático de Hosni Mubarak, así como para mejorar la situación financiera del país, sacudido por la inestabilidad desde entonces.
Otras leyes aprobadas por Mansur incluyen la sustitución de las penas de hasta seis meses de cárcel por trabajos supevisados fuera de la prisión, a menos que la condena especifique que dicha opción no es posible, así como un nuevo paquete de multas para aquellos que tiren basura en espacios públicos.
Por último, el presidente saliente ha firmado un decreto que prohíbe las actividades de todos los predicadores islámicos que no reciban una autorización de las autoridades, incluyendo aquellos que pronuncian sus discursos en espacios públicos y mezquitas.
Así, los permisos podrán ser emitidos por el gran jeque de Al Azhar --la institución suní más importante del mundo islámico-- o el ministro de Asuntos Religiosos. Las personas que no cuenten con el permiso sólo podrán predicar si cumplen con las regulaciones del citado ministerio.
