El candidato favorito para ganar las elecciones presidenciales en Afganistán, Abdulá Abdulá, salió con vida hoy de un atentado suicida contra el vehículo en el que viajaba en Kabul, en el que murieron cuatro personas, informó a Efe una fuente policial.
Uno de los fallecidos es un guardaespaldas de Abdulá y se produjeron numerosos heridos, más de una docena, después de que un suicida hiciera explotar un coche bomba y otro a pie un chaleco con explosivos, dijo un portavoz de la Policía, Hashmat Stanikzai.
Abdulá circulaba acompañado del político afgano Zalmai Rasul, que también sobrevivió al ataque, cuando otro vehículo chocó con el suyo y se produjo una explosión, tras finalizar un acto electoral cerca del Hotel Ariana.
Un automóvil Toyota colisionó con el coche blindado de Abdulá, que quedó destrozado, en la zona de Kot-e-Sangi al oeste de la capital afgana, y a continuación tuvo lugar la segunda explosión, relató el portavoz.
Las explosiones destrozaron ventanas de edificios de la zona, entre ellos el Hotel Ariana, desde el que Abdulá lleva a cabo la campaña electoral de la segunda vuelta de los comicios afganos.
El lunes los talibanes amenazaron en un comunicado colgado en su página web a quienes participen en la segunda vuelta prevista para el próximo 14 de junio, y en diferentes ocasiones han intentado atacar este hotel por considerar que lo utiliza la CIA.
La campaña enfrenta a Abdulá Abdulá y Ashraf Gani, después de que en la primera ronda celebrada el pasado 5 de abril obtuvieran respectivamente el 45 y el 31,6 por ciento por ciento de los votos, sin superar el 50 por ciento necesario para evitar una segunda ronda.
El tercero más votado fue Rasul, con el 11,4 por ciento, quien se sumó a la campaña de Abdulá junto a otros políticos del país asiático.
La seguridad ha sido reforzada en todo el país y especialmente en Kabul para el desarrollo de los comicios, que han sido elogiados por los aliados de Afganistán al considerar que la participación fue alta en la primera ronda pese a la amenaza de los talibanes.
El conflicto afgano se halla en uno de sus momentos más sangrientos desde la invasión de Estados Unidos, que propició la caída del régimen talibán hace doce años.
Las fuerzas de la OTAN concluirán su misión en Afganistán al finalizar 2014, pero Estados Unidos ha anunciado que mantendrá unos 9.800 soldados en el país hasta completar su salida total a finales de 2016.