El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, creó hoy por decreto un régimen de sanciones que se aplicarán a individuos o entidades extranjeras responsables de ataques cibernéticos o ciberespionaje, lo que se suma a otras medidas para proteger al país de los "hackers" anunciadas en los últimos meses.
Las amenazas cibernéticas son "uno de los más graves desafíos a la seguridad nacional y la economía de Estados Unidos", subrayó Obama al anunciar la nueva orden ejecutiva en un comunicado divulgado por la Casa Blanca.
Con esa orden, se abre la puerta a futuras sanciones contra individuos y empresas a los que Estados Unidos acusa de ciberespionaje y establecidos en países como China y Rusia, así como a nuevas penalizaciones por el ciberataque sufrido por la compañía Sony a fines de 2014 y del que el Gobierno de Obama responsabilizó a Corea del Norte.
Hoy no se anunciaron sanciones específicas ni la Casa Blanca mencionó casos particulares, pero "como hemos visto en los últimos meses", las amenazas cibernéticas "pueden provenir de una variedad de fuentes y dirigirse hacia infraestructura crucial, nuestras compañías y nuestros ciudadanos", apuntó el presidente.
El decreto de Obama autoriza al secretario del Tesoro, Jacob Lew, en consultas con los departamentos de Estado y de Justicia, a emitir las sanciones, que se concretarían en la congelación de activos y las restricciones de viaje a Estados Unidos para los afectados.
En palabras de Lew, la orden presidencial es una "nueva y poderosa herramienta" de ciberseguridad, que será usada de "manera sensata", para "exponer y aislar financieramente a aquellos que se esconden en las sombras de internet" para realizar ataques contra Estados Unidos.
Según la Casa Blanca, el aumento de actividades cibernéticas "malignas" procedentes o dirigidas por piratas informáticos que se encuentran fuera de Estados Unidos representa una "amenaza inusual y extraordinaria a la seguridad nacional, la política exterior y la economía" del país.
Por ello, las futuras sanciones amparadas en el decreto de Obama se dirigirán contra los responsables de ciberataques que dañen infraestructura crucial o sistemas informáticos.
También a todas aquellas personas y entidades que reciban información sensible o secretos comerciales "robados" por medios cibernéticos para obtener "una ventaja competitiva" o una "ganancia económica", de acuerdo con la Casa Blanca.
Este nuevo régimen de sanciones "no va dirigido contra ningún país o región en particular" y se utilizará en "circunstancias extraordinarias", con el objetivo de "proteger" al país, declaró en una conferencia telefónica el director interino de la Oficina de Control de Activos Extranjeros del Tesoro, John Smith.
En la misma conferencia, Michael Daniel, asesor de Obama en materia de ciberseguridad, animó a otros países a sumarse a la "estrategia integral" adoptada por Estados Unidos contra los ataques y el espionaje virtual.
Tras los ciberataques contra Sony y el Pentágono, obra este último de un grupo de piratas supuestamente vinculado a los yihadistas del Estado Islámico (EI), Obama promovió en enero pasado una serie de reformas de la seguridad en Internet y pidió más cooperación del sector privado.
Además de Sony, bancos y empresas como la cadena de tiendas Target o la aseguradora Anthem también fueron víctimas de los piratas informáticos en los últimos meses.
En febrero, en una visita a la Universidad de Stanford (California), Obama firmó otra orden ejecutiva para impulsar a las empresas, en particular a los gigantes tecnológicos de Silicon Valley, a compartir más información entre sí sobre amenazas cibernéticas y a una mayor colaboración con el Gobierno.
En paralelo, el Gobierno anunció en las mismas fechas la creación de una nueva agencia para luchar contra las amenazas cibernéticas que no recolectará inteligencia, sino que integrará y analizará la recopilada por otras agencias gubernamentales para prevenir ataques.
La nueva entidad, denominada Centro de Integración de Inteligencia contra la Amenaza Cibernética (CTIIC, por su sigla en inglés), tomará de modelo para desarrollar su labor al Centro Nacional de Contraterrorismo, puesto en marcha tras los atentados del 11 de septiembre de 2001.
Obama ha hecho de la ciberseguridad una de sus prioridades legislativas en la relación con el Congreso, de mayoría republicana en ambas Cámaras desde enero pasado.