Tras haber tocado techo en el primer trimestre del año, en parte por las temperaturas inusualmente bajas del invierno europeo, la demanda global de petróleo se ralentizará en 2016, a pesar del fuerte aumento del consumo de crudo previsto en los países de Asia en vías de industrialización.
Así lo aseguró la Agencia Internacional de la Energía (AIE) en su informe mensual divulgado hoy, que apunta que la demanda de petróleo caerá en 2016 hasta los 1,2 millones de barriles diarios en todo el mundo, frente a los 1,4 millones de este año, con un pico de 1,8 millones de barriles en el primer trimestre de 2015.
"Al contrario que en 2015, los países de fuera de la OCDE dominan el crecimiento de las estimaciones para el 2016, particularmente en Asia, que acapara dos de cada tres barriles adicionales consumidos", precisó la AIE.
Más allá de la oscilación de las temperaturas en Europa, la AIE identifica dos fenómenos que pueden hacer decrecer la demanda: la situación en Grecia y las negociaciones sobre el programa nuclear iraní.
La AIE, con sede en París y dependiente de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), cree que la coyuntura helena supone una amenaza para el cuadro macroeconómico del país, pero también para el resto de Europa y, por tanto, para el consumo de crudo.
La demanda de petróleo de Grecia en el primer trimestre de 2015 alcanzó los 290.000 barriles diarios, un alza de un 15 % respecto al año anterior, pero parece probable que el fenómeno se invierta el año próximo y la demanda caiga hasta los 275.000 barriles.
Una salida de Grecia del euro, agrega la AIE, tendría un efecto devastador en la demanda de petróleo de ese país pues se vería obligado a adoptar una moneda propia que perdería valor respecto al dólar, divisa en la que se paga el petróleo en el mundo.
La agencia cita el ejemplo de Argentina, que en 2002 devaluó el peso un 70 % mientras veía caer su actividad económica un 10,9 % y su demanda de crudo un 8,6 %.
Respecto a Irán, la Agencia Internacional de la Energía estima que si tras 22 meses de esfuerzo las conversaciones entre Teherán y las potencias negociadoras (China, EEUU, Francia, Reino Unido, Rusia y Alemania) llegan a buen puerto y se eliminan o se relajan las sanciones contra ese país, se relanzaría su actividad económica y, con ella, la demanda de petróleo.
"Cambios potenciales en el nivel o persistencia de las sanciones siguen siendo la gran carta de Irán, ya que su retiro apuntalaría no solo un crecimiento económico mucho más robusto, sino también un camino aún más rápido hacia el aumento de la demanda de petróleo", indicó la AIE.
En cuanto a los precios del crudo, esa agencia constató en su informe mensual que en julio se situaron en su nivel más bajo en los tres últimos meses, hasta los 59 dólares el barril de Brent, en parte como consecuencia de la inestabilidad financiera en Grecia y China.