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Denuncian la detención de miles de rohinyás en Indonesia, Malasia y Tailandia

Uno de los directores ejecutivos de Fortify Rights, Matthew Smith, reclamó al Gobierno de Tailandia que deje de detener rohinyás y que acabe con el trato "inhumano e indigno" que reciben estos en los centros de detención

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Miles de rohinyás permanecen detenidos desde hace diez meses en Indonesia, Malasia y Tailandia, algunos en condiciones indignas e inhumanas, denunciaron hoy defensores de los derechos humanos que reclamaron soluciones.

"Nosotros creímos que la atención internacional que acaparó la crisis de los inmigrantes (abandonados en los mares del Sudeste Asiático) el año pasado se transformaría en soluciones permanentes y una mayor protección a los rohinyás, pero nos equivocamos", dijo el presidente de BROUK, Tun Khin, en un comunicado.

Uno de los directores ejecutivos de Fortify Rights, Matthew Smith, reclamó al Gobierno de Tailandia que deje de detener rohinyás y que acabe con el trato "inhumano e indigno" que reciben estos en los centros de detención.

"El arresto de refugiados menores de edad es particularmente vergonzoso y debería cesar inmediatamente", señaló Smith en el mismo comunicado.

La situación en los centros de detención en Malasia mejora, pero los internos tienen un acceso insuficiente al Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).

Indonesia ha puesto a la mayoría de los rohinyás que rescató del mar el año pasado en campamentos instalados en la provincia de Aceh, en el norte de Sumatra, de los que no pueden salir y dependen de la asistencia de las autoridades para su sustento.

La crisis de los inmigrantes indocumentados en el Sudeste Asiático, principalmente bengalíes y rohinyás, surgió en mayo de 2014 cuando se descubrieron varios campamentos clandestinos de los traficantes de personas en las junglas del sur de Tailandia.

En las semanas siguientes, los contrabandistas abandonaron unos 5.000 ilegales en barcos a la deriva en aguas de Tailandia, Malasia e Indonesia.

Al principio, los gobiernos afectados optaron por devolverlos al mar, pero luego, ante la presión internacional, Indonesia y Malasia aceptaron acoger a los irregulares con la condición de que fuesen reubicados en un tercer país en el plazo de un año.

El contrabando de bengalíes y rohinyás en la región desde Bangladés y Birmania (Myanmar) no ha cesado desde la crisis, pero el fluyo ha mermado.

"Creemos que unas 370 personas han muerto en la bahía de Bengala y el mar de Andamán este año, no ahogados, sino por el maltrato y la enfermedad en barcos de contrabandistas que abusan y en muchos casos matan con impunidad a sus pasajeros", dijo el ACNUR en un informe que presentó en febrero.

Los rohinya son una etnia musulmana que habita principalmente en Bangladés y Birmania, países que los rechazan.

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