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Condenado a trece años por arrollar a un joven

La Audiencia Provincial de Alicante ha condenado a un ciudadano británico por un delito de homicidio a 13 años de prisión por arrollar con su vehículo a un joven, que minutos antes había sufrido un accidente de tráfico, a quien arrastró mortalmente durante dos kilómetros.

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La Audiencia Provincial de Alicante ha condenado a un ciudadano británico por un delito de homicidio a 13 años de prisión por arrollar con su vehículo a un joven, que minutos antes había sufrido un accidente de tráfico, a quien arrastró mortalmente durante dos kilómetros.

Asimismo, ha condenado a 18 meses de prisión a su mujer, también de nacionalidad británica, por un delito de omisión del deber de impedir la comisión de un delito.


El Tribunal de la Sección Segunda de la Audiencia de Alicante ha fijado, asimismo, una indemnización de 300.000 euros por estos hechos, ocurridos en marzo de 2008 en la carretera comarcal que enlaza los municipios alicantinos de La Nucía y Alfaz del Pí.

La sentencia, contra la que cabe interponer recurso de casación ante el Tribunal Supremo, recoge que el procesado, David W.C., de 57 años y natural de Stourgridge (Gran Bretaña), condujo su vehículo "a sabiendas de que arrastraba en los bajos del coche al joven, de 17 años, quien instantes antes había sufrido un accidente de tráfico cuando circulaba con su ciclomotor.

"El arrastre se prolongó durante unos dos kilómetros", asevera el Tribunal, ya que el conductor siguió conduciendo hasta llegar a una urbanización donde realizó "una serie de maniobras de marcha atrás y adelante con el propósito de desenganchar el cuerpo, objetivo que consiguió finalmente".

Los hechos tuvieron lugar alrededor de las 19.55 horas, a raíz de un accidente de circulación entre un ciclomotor, conducido por el joven, y un turismo, en el que viajaba E.R.A., con la circunstancia, según sostiene el Tribunal, de que el ciclomotor circulaba sin luces por el arcén.

Al llegar a una intersección y con motivo de un cambio de dirección, ambos vehículos colisionaron y el conductor del ciclomotor cayó sobre la calzada.

Detrás del turismo implicado en este primer accidente circulaba un segundo coche, conducido por el ahora procesado quien estaba acompañado en el asiento delantero derecho por la también procesada, Ángela M.G., de 46 años y natural de Kingswinford (Gran Bretaña).

El ahora procesado se vio "sorprendido" por la presencia de un ciclomotor y su conductor caídos en el carril de circulación y, aunque "efectuó un leve giro a la derecha para evitar el arrollamiento", esta maniobra "no fue efectiva".

Tras parar su vehículo "unos segundos", David W. reinició la marcha y, tras conducir dos kilómetros y llegar a una urbanización, realizó varias maniobras para desenganchar el cuerpo.

Instantes después, "dejó abandonado a su suerte al joven, todavía con vida aunque gravemente herido", quien falleció pocos minutos después a consecuencia de las lesiones producidas por el arrastre.

Los magistrados sostienen que la procesada "fue consciente en todo momento" de que el coche en el que viajaba "arrolló el cuerpo de una persona y lo arrastraba sobre el asfalto al haber quedado atrapado en los bajos del vehículo".

La mujer "no adoptó conducta alguna tendente a impedir" esta situación, "ni exigió a su compañero que detuviese el vehículo y abandonó" en colaboración con el procesado "el cuerpo de J.A.C.B. en la calzada una vez que se desenganchó de los bajos del vehículo".

El fallo subraya el testimonio de un hombre, testigo del primer percance, que, tras llegar al lugar del siniestro, comprobó que el cuerpo del conductor del ciclomotor no estaba en la calzada, por lo que optó por seguir "el rastro de sangre existente" hasta hallar al joven en una calle de una urbanización.

Los datos suministrados por la cámara lectora de matriculas (OCR) instalada en la rotonda donde se produjeron los hechos permitió la localización de los titulares del vehículo.

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