Estados Unidos llegó este miércoles a los 1.849.852 casos confirmados de COVID-19, con 107.099 fallecidos, según el recuento independiente de la Universidad Johns Hopkins.
Este balance, a las 20.00 hora local (00.00 GMT del jueves), es de 18.417 nuevos contagios y 919 muertes, lo que supuso una bajada en las estadísticas diarias.
El conteo del martes reveló que 23.144 personas contrajeron la enfermedad entre el lunes y ayer, mientras que 1.177 perdieron la vida.
El estado de Nueva York se mantiene como el gran epicentro de la pandemia en Estados Unidos con 374.085 casos confirmados y 30.019 fallecidos, una cifra por debajo de las estadísticas de muertes en Italia y Brasil.
En la ciudad de Nueva York los fallecimientos a causa de la enfermedad ascienden a 21.688.
El vecino estado de Nueva Jersey contabiliza 162.068 casos y 11.880 fallecidos; Massachusetts 101.592 contagios y 7.152 decesos; y Pensilvania ha reportado 77.780 positivos por coronavirus y 5.742 muertos.
Otros estados con un gran número de muertes son Michigan, con 5.570; Illinois, con 5.621; California con 4.333; y Connecticut, con 3.989.
El balance provisional de muertos se aproxima a las estimaciones iniciales de la Casa Blanca, que proyectó en el mejor de los casos entre 100.000 y 240.000 muertes a nivel nacional; pero ha superado ya con creces los cálculos más optimistas que hizo el presidente Donald Trump, de entre 50.000 y 60.000 fallecidos.
Desde entonces, sin embargo, Trump ha aumentado su pronóstico en varias ocasiones hasta reconocer en su cálculo más reciente que la cifra final probablemente estará entre 100.000 y 110.000 muertos.
El Instituto de Métricas y Evaluaciones de Salud (IHME) de la Universidad de Washington, en cuyos modelos de predicción de la evolución de la pandemia se fija a menudo la Casa Blanca, calcula que para comienzos de agosto la crisis habrá dejado más de 135.000 muertes en Estados Unidos.