Los agentes fueron atacados con botellas, latas y otros objetos cortantes, en una jornada marcada por la violencia en la zona gubernamental
Más de 100 personas han sido detenidas tras los enfrentamientos del sábado en Londres entre la Policía y manifestantes, algunos de ultraderecha, congregados porque decían que querían proteger estatuas, informó hoy la Policía.
Los agentes fueron atacados con botellas, latas y otros objetos cortantes, en una jornada marcada por la violencia en la zona gubernamental de esta capital y donde está el Parlamento.
Según la Policía Metropolitana de Londres (Met, en inglés), los arrestados fueron retenidos por agresión a los agentes, actos violentos, posesión de estupefacientes y embriaguez.
Quince personas, entre ellas dos policías, resultados heridas y seis de ellas fueron hospitalizadas, según el Servicio de ambulancias, que no aportó más detalles sobre su estado.
Activistas de extrema derecha, que forcejearon con la Policía y muchos en estado de embriaguez, se congregaron en Londres con el argumento de defender estatuas de personalidades de la historia británica, tras los actos vandálicos del pasado fin de semana.
Con los brazos en alto y al grito de "Inglaterra", activistas de ultraderecha arrojaron botellas, latas y patearon a los agentes, mientras que la Met investiga el caso de un individuo que orinó ante una placa dedicada al policía Keith Palmer, fallecido en el atentado terrorista perpetrado en 2017 contra el Parlamento de Westminster.
"Estamos al tanto de las imágenes asquerosas y horribles que circulan por las redes sociales de un hombre que parece orinar ante el monumento de Palmer", dijo el comandante de la Met, Ban Javid.
"Hemos dispuesto inmediatamente una investigación y vamos a reunir todas las pruebas disponibles y tomar las medidas apropiadas", añadió Javid.
Al margen de estos incidentes, hubo concentraciones pacíficas en Hyde Park (Londres) y en otras ciudades británicas, entre ellas Belfast y Brighton, de grupos que querían denunciar el racismo tras el asesinato el pasado mayo del afroamericano George Floyd en Estados Unidos.
El primer ministro británico, Boris Johnson, tuiteó que el "vandalismo racista no tiene lugar en nuestras calles. Cualquiera que ataque a la Policía recibirá todo el peso de la ley".
"Estas marchas y protestas han sido subvertidas por la violencia y en violación de las actuales recomendaciones (por el coronavirus). El racismo no tiene lugar en el Reino Unido y debemos trabajar juntos para que esa sea una realidad", añadió.
El líder de la oposición laborista, Keir Starmer, dijo en un tuit que la violencia contra la Policía es "totalmente inaceptable" y agregó que las protestas estuvieron lideradas por "aquellos que tienen la intención de causar violencia y sembrar el odio para (conseguir) sus propios fines".
Muchos se concentraron ante el cenotafio, que rinde honor a los británicos caídos en las guerras mundiales, y ante la estatua del exprimer ministro británico Winston Churchill en la Plaza del Parlamento, que fue cubierta para evitar que fuera dañada.
La ministra británica de Interior, Priti Patel, condenó los actos del sábado y recordó que el coronavirus es aún una "amenaza".
La Policía había impuesto restricciones en Londres a fin de evitar incidentes, como la orden de abandonar las concentraciones sobre las 16.00 GMT, algo que muchos no cumplieron.
El pasado fin de semana, la estatua de Churchill apareció con pintadas, con frases como "racista", lo que obligó al Gobierno a protegerla y cubrirla en su totalidad para evitar destrozos.
Algunos miembros del grupo de extrema derecha Britain First acudieron ayer a la plaza del Parlamento.
Las fuerzas del orden habían pedido a los manifestantes que no se sumasen a las protestas ante el riesgo de propagar el coronavirus y la dificultad de mantener la distancia social.