Decenas de miles de bielorrusos salieron a la calle en varias ciudades del país para "investir" simbólicamente a la líder de la oposición en el exilio, Svetlana Tijanóvskaya" y exigir la renuncia de Alexandr Lukashenko, quien asumió esta semana su sexto mandato en una investidura no anunciada.
"Sveta es nuestra presidenta", coreaban unos 100.000 manifestantes -según la prensa local- en el centro de Minsk, en alusión a Tijanóvskaya, que se considera la dirigente legítima de Bielorrusia.
Ni la lluvia ni tampoco el fuerte viento detuvo a los bielorrusos: una marea humana recorrió por séptimo domingo consecutivo el centro de Minsk con banderas rojiblancas, símbolo de la oposición bielorrusa, y pancartas en apoyo a Tijanóvskaya.
Hubo otras marchas solidarias en otras ciudades, como en Grodno, Brest, Gomel, Vítebsk, Bobruisk y Moguiliov, aunque menos numerosas
"Vete" o "Viva Bielorrusia" fueron otros de los principales cánticos que los manifestantes dirigían en la capital a Lukashenko.
En medio de la protesta se escuchaban los sonidos de un tambor, un saxófono y una trompeta, así como de un altavoz la canción "Cambios" del rockero de la perestroika Víktor Tsoi, que se ha convertido en una especie de himno de las protestas en Bielorrusia.
LA "INVESTIDURA" DE TIJANÓVSKYA
En Minsk, varios manifestantes llevaban caretas con el rostro de la opositora impreso y una corona en la cabeza, como símbolo de la "coronación" de Tijanóvskaya como "nueva presidenta" de Bielorrusia.
Y es que la oposición llamó a celebrar en un entorno festivo una simbólica "investidura del pueblo" de la líder de la oposición.
Lukashenko asumió el pasado miércoles en una ceremonia de investidura cuasi secreta su sexto mandato, al considerarse el ganador legítimo de las elecciones del pasado 9 de agosto, en el que la Comisión Electoral Central (CEC) le concedió el 80,1 % de los votos frente al 10 % que otorgó a Tijanvoskaya.
El resultado no es reconocido por la oposición ni por Occidente, que ya no ve en el autoritario dirigente un líder legítimo.
La líder de la oposición, que se encuentra en Lituania, se considera la líder legítima del país, animó este domingo en su canal de Telegram antes del inicio de la marcha a los bielorrusos a seguir presionando a Lukashenko para que renuncie.
"Hoy es el quincuagésimo día de nuestra protesta y el pueblo bielorruso vuelve a tomar las calles. Salimos para frenar a este régimen y lo estamos haciendo pacíficamente", escribió.
"La democracia es el pueblo. Y todo un pueblo es más fuerte que una persona, porque el pueblo está luchando por sus derechos, su futuro y el futuro de sus hijos. Somos millones y estamos dispuestos a asumir la responsabilidad de nuestras decisiones. Por eso ganaremos", sostuvo Tijanóvskaya.
Las fuerzas del orden del país advirtieron en paralelo a los manifestantes de que la marcha no estaba autorizada y que si no se despejaban la zona tenía que recurrir a detenciones.
UN FUERTE DISPOSITIVO DE SEGURIDAD
Las unidades antidisturbios protegieron -como cada domingo- con barreras el Palacio de la Independencia, residencia del dirigente autoritario, y estacionaron en los alrededores vehículos blindados y camiones militares.
Asimismo, las autoridades cerraron el acceso a varias estaciones de metro y a limitaron la velocidad de internet casi simultáneamente con el comienzo de la marcha solidaria.
En los puntos de reunión tradicionales se levantaron estructuras metales, cubiertas de alambres de espino.
Pero los manifestantes, ya acostumbrados a estos obstáculos, van buscando otras vías para unirse a la gran columna de la marcha.
LOS MANIFESTANTES, UN PASO POR DELANTE
"Siempre estamos dos pasos por delante", dice Alexei, de 47 años.
Muchos de los que se quedan atrás son detenidos inmediatamente, como sucedió recientemente a Víctor, de 23 años, que cojea levemente porque cuando le arrestaron fue golpeado varias veces con una porra en las piernas, según relató a Efe.
También son objeto de los antidisturbios enmascarados aquellos ciudadanos que portan la bandera rojiblanca u otros símbolos de la oposición, tal y como recuerda Victoria, de 30 años.
Tras escaparse de una detención con una bandera en los hombros, ha decidido dejarla en casa, lo que no le impide seguir acudiendo las protestas, porque se siente "comprometida" con las marchas.
NUEVAS DETENCIONES
Este domingo también hubo detenciones. Desde que estallara la ola de protesta el 9 de agosto más las fuerzas del orden han practicado más de 10.000 arrestos de ciudadanos, algunos de los cuales han denunciado malos tratos y tortura bajo custodia policial.
Las imágenes difundidas este domingo en las redes sociales dan cuenta de un uso excesivo de la fuerza en varias ocasiones.
En Gomel, las fuerzas de seguridad recurrieron a gas lacrimógeno para arrestar a ciudadanos que participaban en la protesta, así como a granadas de aturdimiento "en casos aislados",según admitieron las propias autoridades locales.
Hasta el momento más de 200 personas han sido detenidas, según el Ministerio del Interior, citado por la a agencia estatal BELTA.
Mientras que la organización de derechos humanos bielorrusa Vesná ha contabilizado por ahora más de 129 arrestos, de acuerdo con una lista provisional publicada en su página web.
Algunos residentes de la capital ofrecieron a los manifestantes que huían este domingo de los agentes del orden cobijo en sus portales, según el portal Tut.by.
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