Saint-John Perse, al completo

Publicado: 10/05/2021
Autor

Jorge de Arco

Escritor, profesor universitario y crítico. Académico de la Real Academia de San Dionisio de Ciencias, Artes y Letras

Notas de un lector

En el espacio 'Notas de un lector', Jorge de Arco hace reseñas sobre novedades poéticas y narrativas

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Por vez primera se reúne en español y al completo el corpus lírico de este singular escritor
Dentro del volumen de “Ensayos”, editado en 1984 por la editorial Letras Cubanas, Alejo Carpentier incluía una jugosa reflexión titulada “Saint-John Perse, urbi et orbi”. En ella, anotaba: “Hay poetas de adorno, de muy grata lectura, pero que si no se leen nos dejan igual que antes (…) Y hay poetas esenciales y necesarios que nos acompañan a todo lo largo de una vida, ayudándonos a cobrar conciencia de nosotros mismos, y a recuperar, escribiendo ellos la historia de nuestra propia existencia. Poetas de esa categoría hay solamente dos o tres por siglo. Saint-John Perse es poeta de tal casta”.

     La publicación de la “Obra Poética -1904-1974-” (Galaxia Gutenberg. Barcelona, 2021)” de Perse, permite ahora certificar -o no- las palabras del citado autor cubano. Porque por vez primera se reúne en español y al completo el corpus lírico de este singular escritor, nacido en 1887 en Saint-Leger-à-Feuilles, pequeña isla caribeña de las Antillas. Las excelentes versiones al castellano de Alexandra Domínguez y Juan Carlos Mestre, y el mimo puesto en la edición por Jordi Doce, ayudan a adentrarse de forma gozosa en una escritura distinta, plena de sabiduría, en donde la celebración de lo humano conjuga sabiamente con una dicción cultivada y solidaria.

Del amplio estudio que firman ambos traductores, espigo estas líneas que abrochan el sentir del conjunto: “Nada hay de capricho en su obra escrita con la exactitud taxomónica de un geógrafo del alma humana (…) La palabra de Perse, iniciática en el descubrimiento de las vinculaciones secretas entre lo alto desconocido y forastera condición del transeúnte terrestre, deviene así en una epifanía del logos, en razón y principio del mito inaugural de la existencia, el germen de una inteligencia integradora”.

Su vinculación política como diplomático y ministro, posibilitó su condición de incansable viajero. La amplitud de su mirada permitió, a su vez, conformar un universo tan personal como colectivo, en el cual se daba citaba una interculturalidad postmodernista. Desde esa misma globalización en que sumió su proceso creativo, fue concretando un decir apoyado en un versículo exaltado, pleno de calor y de aromas vinculantes con su mismo atlas. Hay fulgor y latidoen una propuesta original y, también, arriesgada, en la cual no queda rastro de oropel, sino de un ensayo de asombro verbal, de sucesiva consumación de aquello que es sustrato y esencia:
“Honro a los vivos, tengo merced entre vosotros./ Decid a las mujeres que mantengan,/ que ellas abriguen sobre la tierra ese delgado hilo de humo…/ Y el hombre anda entre los sueños y se encamina hacia la mar/ y la humareda se eleva al final de los promontorios”.

     Desde “Elogios”, publicado en 1911, hasta “Pájaros”, fechado en 1963, Saint-John Perse vertebró una obra caleidoscópica, donde la fábula sagrada de los anhelos, la vastedad de lo insomne, la intimidad de la memoria, el incierto gozo de la huida, la orfandad de lo humano, la arboladura del amor…, fueron materia y pálpito entre sus páginas.

Las mismas que, ahora, aguardan desde la mudanza y el enigma para ser cómplices de un canto único y conmovedor: “Nosotros que hemos de morir algún día proclamamos lo imperecedero del hombre en el hogar del tiempo”.

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