“Andalucía no quería ser más que nadie, pero tampoco menos que nadie. No queríamos quedarnos atrás porque entendíamos que la autonomía iba a ser la palanca para nuestro desarrollo. No era sólo una cuestión política, sino económica para avanzar en nuestro progreso”. Rafael Román fue senador en 1779 y consejero de Cultura de la Junta de Andalucía en 1982, en la primera legislatura autonómica con Rafael Escuredo como presidente. Militantes del PSOE, vivió en primera personas el proceso político y social que llevó a Andalucía a convertirse en comunidad autónoma en 1981, pero que tendría el 28 de febrero de 1980 una fecha clave cuando la ciudadanía andaluza acudió a las urnas en el Referéndum Autonómico, en el que el sí triunfó en siete de las ocho provincias.
Falló Almería, pero quedó la clara voluntad autonómica del pueblo andaluz lo que obligó a que se abriera un debate político que supuso que en octubre se desbloquease el acceso de Andalucía a la autonomía por la vía del artículo 151, gracias a una modificación de la Ley Orgánica de modalidades de referéndum.
“La campaña electoral del referéndum fue muy de base, de calle, a base de folletos, de pegatinas, de reparto en la calle. No había muchos medios, pero sí mucha ilusión”, recuerda ahora Rafael Román.
En esa campaña fue importante la presencia de los líderes nacionales de la izquierda que pasaron por la provincia. Santiago Carrillo, ayudado por un Rafael Alberti en plenas facultades, estuvo aquí. Felipe González cerró la campaña en Cádiz en el pabellón Portillo.
Rafael Escuredo visitó prácticamente todas las ciudades y se reunió con todas las peñas gaditanas. Su visita coincidió con la celebración de los Carnavales y el alcalde instó a todos los gaditanos a recibir al presidente de la Junta en las puertas del Gran Teatro Falla.
“Fue una campaña popular. Fue la gente la que se volcó con la autonomía. ”, insiste Román.
En el estudio “La contribución de la provincia de Cádiz al proceso autonómico andaluz”, los licenciados en Historia Paula Villatoro Sánchez, Manuel Pérez Salinas y Miguel Ángel González Claro, aseguran que en el proceso autonómico, la provincia gaditana jugó un papel destacado de reivindicación autonómica como autoafirmación de una posibilidad de mejora y modernización frente a las tradicionales desigualdades económico-sociales del territorio. “A la altura de los años setenta, amplios sectores sociales y representantes políticos de la provincia de Cádiz se encontraban plenamente identificados con anhelos de carácter autonomistas”, aseguran los investigadores.
“Sin autonomía estaríamos mucho peor de lo que ahora estamos. Creíamos que iba a resolver todos los problemas, el paro,m el analfabetismo, que nos daría una buena sanidad. Algunos se han mejorado, otros no e incluso se han agravado, pero no por culpa de la autonomía”, asegura el periodista y escritor algecireño Juan José Téllez Rubio.
El 28 de febrero de 1980, Téllez trabajaba para la desaparecida revista ‘Algeciras’. Junto al fotógrafo Miguel Ángel del Aguila viajaron hasta Sevilla para cubrir el recuento de los votos . “No dormimos en toda la noche. Entrevistamos a Alfonso Guerra, a Escudero. Fue una larga jornada, pero mereció la pena”, recuerda.
El proceso autonomista se desarrolló tras el fin de la dictadura a partir de las elecciones de 1977 y la elección de una serie de parlamentarios andaluces que potenciarían acciones que desembocaron en la constitución de la Junta preautonómica. Por Cádiz los elegidos fueron elegidos por el PSOE Manuel Chaves González, Jerónimo Sánchez Blanco, Ramón Vargas-Machuca Ortega y Pedro Jiménez Galán; por UCD, Fernando Portillo Scharfhaussen y José Manuel Paredes Grosso. Por el PCE Rafael Alberti Merello y por US Esteban Caamaño Bernal. En ellos recayó la responsabilidad de al igual que los representantes del resto de provincias , participar en la asamblea de parlamentarios andaluces encargada de negociar con el Gobierno central el régimen preautonómico de Andalucía.
Antonio Patricio González, uno de los líderes del andalucismo gaditano, estaba haciendo el servicio militar en Cádiz en aquel 1980. “Claro que fui a votar y con mucha ilusión”, asegura.
González lamenta que no haya en la actualidad un partido fuerte que aglutine el sentimiento andalucista que a su entender es necesario.
Cuando se le pregunta si ha servido para algo la autonomía, el veterano político no duda en asegurar que sí, pero no lo suficiente. “ Seguimos siendo la provincia con mayor tasa de paro y todavía no tenemos una red ferroviaria moderna. Estaría bueno que no se hubiera avanzado, pero no lo suficiente”,dice.
Cádiz fue la ciudad elegida para acoger la creación, con carácter preautonómico, de la Junta de Andalucía. Fue el 27 de mayo de 1978. El acto estaba previsto que se celebrase en el oratorio de San Felipe Neri, pero el obispo de aquel entonces se negó y hubo que habilitar el salón regio de la sede de la Diputación Provincial, que no tenía capacidad para albergar a 150 personas que debía de congregar.
El socialista Ramón Vargas Machuca declaró en este proceso que era necesario potenciar la conciencia regional, mientras que Manuel Paredes, de UCD, aseguró reclamó la autonomía para “sacar de la catástrofe a Andalucía”.
“Nació en Cádiz la voz única y conjunta de Andalucía”, tituló la prensa local el acontecimiento en el que hubo unanimidad en cuanto al grado de autonomía la región.
Las clases populares gaditanas habían acogido con fuerza las ideas autonomistas, en un proceso reivindicativo en el que se incluían otras muchas inquietudes. Así, la provincia fue escenario desde 1977 a 1980 de numerosas manifestaciones sindicales a favor de mejoras laborales o de plataformas ciudadanas de derechos individuales.
La ciudadanía gaditana participó en un alto grado en las manifestaciones proautonómicas que se desarrollaron entre 1977 y 1979. Más de 70.000 personas lo harían el 5 de diciembre en Cádiz en una marcha que concluyó con algunos altercados y varios detenidos, a los que visitarían en las dependencias judiciales los diputados socialistas Chaves y Vargas-Machuca.
Bajo el lema “Andalucía por sí, para España y la Humanidad” saldrían a la calle en Cádiz más de 20.000 personas y 6.000 lo harían en La Línea.
Pero no sólo había apoyo en las grandes ciudades. Chiclana y San Roque, entre otras, también acoge manifestaciones proautonomistas. En Sanlúcar de Barameda se iza la bandera andaluza por primera vez en un ayuntamiento andaluz desde la restauración de la democracia, un acto que se repetiría por el resto de los consistorios provinciales.
“Fue un movimiento popular. Fue la gente la que se volcó con la autonomía. Todas las manifestaciones fueron multitudinarias y fue lo que llamó la atención a los líderes políticos. La gente se echó a la calle porque había un sentimiento profundo de no ser menos que nadie, un sentimiento que se sigue manteniendo. Nadie quiere ningún tipo de discriminación para su territorio", dice Román.
En 1980, la UCD, entonces partido que titula el gobierno central con Adolfo Suárez a la cabeza, da marcha atrás y dice que Andalucía tiene que seguir el camino lento que establece el artículo 143 de la Constitución Española, lo que provoca una crisis en Andalucía del partido centrista. García Arévalo dimite como ministro de la Administración Territorial del Gobierno. Pedro Valdés, consejero por Cádiz, también presenta su dimisión
Se entabló una pugna entre el Gobierno central de la UCD y los partidos de izquierdas a favor de la autonomía. Y en la provincia era la izquierda la que tenía el poder político. Los resultados en las elecciones al Congreso de 1979 son un buen ejemplo. En la provincia se pugnaba por ocho diputados. El PSOE obtuvo tres, dos el PSA-PA y uno el PCE. Seis para las fuerzas de izquierdas y autonomista. Los otros dos, para la UCD.
También había color rojo en los municipios. El PC gobernaba los ayuntamientos de Sanlúcar, Puerto de Santa María, Algeciras. El PSOE la de Cádiz, La Línea, el PSA tenía la de Jerez.
Rafael Escuredo se declaró en huelga de hambre y en la provincia gaditana concejales de los ayuntamientos de izquierdas lo secundaron con encierros en las casas consistoriales. Fue en febrero de 1980. Hubo en Rota, en Puerto Real, La Línea, Grazalema. Los apoyos fueron cada vez más numerosos.
El referéndum fue la muestra más clara del grado de adhesión a la opción autonomista en nuestra provincia, al obtener el voto afirmativo un porcentaje muy significativo del total de votos del censo.
El sí resultó rotundo, especialmente en ámbitos urbanos. En Cádiz ciudad, donde en las elecciones recientes hubo un gran voto ucedista, en el 28-F ganó el sí. En Jerez, principal bastión a nivel andaluz del PSA estaba claro que también lo haría y así fue. También en el Campo de Gibraltar (con una alto porcentaje de voto afirmativo en localidades como Castellar, La Línea o Jimena. En Algeciras fue superior al 50 por ciento. También hubo voto autonomista en las localidades de la costa Noroeste como Trebujena, donde había una fuerte implantación de partidos como el PCA y en donde el sí obtendría más del 76 por ciento de los apoyos. Fue la localidad gaditana con el mayor porcentaje de votos autonomistas.
Y la participación ciudadana en ese histórico referéndum fue alta, a pesar de los llamamientos por parte del Gobierno central a la abstención o al voto en blanco y además en una provincia bastante abstencionista. En la mayoría de los municipios el porcentaje de voto afirmativo superó el 40% del censo, especialmente en localidades como Arcos, Los Barrios, Castellar, Chipiona, La Línea, Paterna, Puerto Real, Puerto Serrano, Trebujena o Ubrique donde el porcentaje de votos afirmativos superó el 60%.
Los municipios donde el voto afirmativo fue más reducido (en torno al 20%) fueron escasos: Algar, Benaocaz, Torre Alháquime, Vejer o Villaluenga, “poblaciones pequeñas, rurales y marcadas por un cierto aislamiento geográfico”, según señalan en su estudio Paula Villatoro Sánchez, Manuel Pérez Salinas y Miguel Ángel González Claro.
Más del 90% de los votos emitidos en la provincia fueron afirmativos, y apenas un 2%fue en contra. La provincia dejó claro que estaba favor de la autonomía andaluza por la vía rápida.