El personaje de Hanna Schmitz, la mujer capaz de avergonzarse de su analfabetismo pero no de haber seleccionado qué presas debían morir en el campo nazi, sobrecogió a un Berlín ansioso de recibir a Winslet, tan inmensa en la pantalla como en persona.
“Mi responsabilidad ante ese papel era dar con el equilibrio necesario para interpretar a una mujer capaz de amar y de expresar ternura, y también de haber estado entre ese personal de selección”, explicó Winslet, receptora de la primera ovación de esta Berlinale.
“No es una película sobre el Holocausto, sino sobre sus consecuencias y el impacto de éstas en la generación siguiente”, matizó en sus declaraciones el director Stephan Daldry sobre su propio filme, que está basado en el best-seller de Bernard Schlink y con cinco nominaciones a los Óscar, entre ellos la correspondiente a Winslet.