El pasado sábado 30 de diciembre el municipio de Jubrique celebró la V edición de su
Concurso de Aguardiente, evento que contó con gran afluencia de vecinos y visitantes que no
quisieron perderse el tradicional proceso de elaboración de este licor típico del pueblo. Además,
en esta ocasión participaron en el concurso diez destiladores tanto de la localidad como de
municipios vecinos, con lo que se superó el récord de inscritos de ediciones anteriores.
David Sánchez, alcalde de Jubrique, comentó que “el V Concurso de Aguardiente ha sido
todo un éxito por la gran afluencia de personas que han asistido y por el aumento de
participantes. Es un placer contribuir a poner en valor la calidad del aguardiente de Jubrique”.
Este evento, con el que se pretende dar a conocer parte de la rica gastronomía del municipio,
está declarado Fiesta de Singularidad Turística Provincial.
Los aspirantes, acompañados de sus alambiques, iniciaron las destilaciones alrededor de las
13:00 horas
en la Plaza de Andalucía, lugar donde se habilitó una gran carpa para el concurso.
Se dio la circunstancia de que algunos de los inscritos fueron jóvenes que participaban en esta
iniciativa por primera vez, un hecho más que relevante que pone de manifiesto la importancia
de este evento en cuanto a contribuir a mantener la tradición de la elaboración artesanal del
aguardiente de Jubrique entre las nuevas generaciones.
Manolín Márquez, participante del concurso, indicó que esta bebida
se hace a partir del
mosto, que se introduce en el alambique para su destilación, consiguiendo así alcohol de alta
graduación. A continuación se pone la matalahúva en el interior del alambique y se le añade el
alcohol resultante para realizar una segunda destilación. En este punto es necesario desechar el
primer licor y el último para aprovechar el que sale en mitad del proceso. Por último, sólo falta
añadir agua para rebajar la graduación alcohólica y situarla en unos 40 grados. Para obtener un
litro de aguardiente son necesarios alrededor de cinco litros de mosto.
Por otro lado, Diego Ruiz, miembro del jurado experto que se encargó de valorar los
aguardientes presentados, admitió que la tarea de decidir qué aguardientes eran los merecedores
de los premios fue muy complicada debido al alto nivel demostrado por los participantes. Como
dato significativo, la mitad de los licores obtuvieron una valoración con un solo punto de
diferencia. Ruiz comentó que, a la hora de calificar los aguardientes, el jurado tuvo en cuenta
una serie de parámetros como son: la graduación alcohólica, que debía situarse en 40º con una
tolerancia de error de 2º arriba o abajo, el color, el olor y el sabor.
Tras las oportunas catas y
deliberaciones, alrededor de las 19:00 horas se desveló el resultado del concurso. Los ganadores
de esta edición han sido los farajeños Germán Bernal y José Antonio Delgado, en segunda
posición terminó Manolín Márquez y Antonio Benítez fue tercero.
Durante la jornada del sábado en la Plaza de Andalucía se instalaron diversos stands que
ofrecieron todo tipo de productos típicos, puestos en los que las asociaciones de Jubrique
mostraron sus creaciones artesanales e incluso una pequeña tómbola. Además, desde las 17:00
horas se ofreció a todos los asistentes una exquisita merienda compuesta por buñuelos típicos de
la localidad y chocolate que fue preparada por un grupo de voluntarias. También se realizó una
degustación de productos de Destilerías El Tajo y la Banda Municipal de Música de Jubrique
deleitó a los presentes con un magnífico concierto. Por todo ello, David Sánchez quiso
agradecer la colaboración de todas las personas que, de una forma u otra, aportaron
​
voluntariamente su tiempo y su trabajo para logar que un evento de estas características haya
sido un rotundo éxito.
Jubrique tiene una larga
tradición en la elaboración de aguardiente. Sus inicios se remontan al
siglo XVIII, cuando tres cuartas partes de los campos de la localidad eran viñedos. Se conoce
que durante aquella época llegó a haber alrededor de 70 alambiques en el término municipal y el
licor era reconocido por su calidad en todos los pueblos del entorno, hasta el punto de que desde
entonces se conoce a la localidad como “Jubrique el del aguardiente”.