El calor sofocante de la jornada de ayer no pudo con el arraigado fervor que despierta la Estrella de los Mares entre roteños y visitantes. Y es que, un año más, la Virgen del Carmen protagonizó ayer una populosa salida procesional donde las altas temperaturas reinantes no aminoraron ni un ápice la devoción de sus fieles que se echaron a la calle para acompañar a la Patrona de los Marineros en su procesión marítima y terrestre.
Algo más tarde de lo previsto, en torno a las siete de la tarde, la Virgen del Carmen hacía acto de presencia en una concurrida plaza Bartolomé Pérez portada con maestría por su cuadrilla de costaleros. Previamente, en el interior de la iglesia de la O, los fieles disfrutaban de un instante único: la interpretación de la Salve Marinera por parte del grupo ‘Piando por Cádiz’ y, posteriormente, el hermoso acompañamiento musical de los hermanos Raúl y Antonio Bernal a los primeros pasos de la Virgen.
Ya en la calle, fue la Banda de la Hermandad de Nazareno quien, como es tradición, se encargaba de engrandecer con sus acordes el inicio de la procesión de la Estrella de los Mares quien contaba entre su cortejo con autoridades civiles, una representación de la Marina Española y numerosos integrantes de diversas hermandades roteñas.
Un hermoso peregrinar que llevó a la Virgen del Carmen hasta el muelle pesquero donde un sinfín de fieles y curiosos se agolpaban con la intención presenciar el embarque de la Patrona de los Marineros para surcar y bendecir los mares de la localidad.
La embarcación que los últimos años ha portado a la Virgen en su paseo marítimo, la Hermanos Corbeto, aguardaba a Nuestra Señora del Carmen hermosamente engalanada para la ocasión. Junto a ella, de nuevo la agrupación ‘Piando por Cádiz’, deleitaba una vez más a los presentes aunando sus voces en la Salve Marinera mientras la Estrella de los Mares era bajada y trasladada a pulso desde la lonja pesquera hasta la embarcación.
Desde allí, y ante la atenta mirada de los cientos de personas, la Virgen iniciaba su paseo acompañada de numerosas embarcaciones que la escoltaban en una procesión marítima a través del litoral roteño que duraría aproximadamente una hora. Desde ella, la Virgen del Carmen regresaría a su paso y retornaría a su peregrinar por las calles de Rota hasta regresar, poco antes de la media noche, a su templo tras su intenso reencuentro con una localidad de esencia y orígenes marineros.