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Eduardo Albarrán Orte evoca una Semana Santa llena de recuerdos

Publicado: 13/03/2016
El pregonero ofrece en el Real Teatro de Las Cortes un pregón lleno de detalles, con un emocionado inicio y un final con una tremenda ovación, en la que invitó a todos a esperar "al domingo que viene, y queden ustedes con Dios".
Eduardo Albarrán Orte pregona en estos momentos la Semana Santa de San Fernando 2016 en el Real Teatro de las Cortes. El pregonero, hermano del Ecce-Homo, participó a las 10,00  en la función de su cofradía, dejando a los pies de la Virgen de la Salud su pregón.

De su Virgen de la Salud, de la Pastora, al Real Teatro de Las Cortes con los sones que aportaba la banda de la Sociedad Filarmónica de San Fernando, dirigida por Álvaro Serrano, que interpretó Madrugá Macarena, de Pablo Ojeda, elegida por el pregonero, antes de que Arturo Rivera Barrera destacara la trayectoria del pregonero, así como la pasión e ilusión que pone en todo lo que hace. Eran palabras nacidas de la amistad y el cariño que se profesan uno a otro desde que iniciaron la colaboración periodística relacionada con la Semana Santa.

La marcha Amarguras de Font de Anta, marcó lo tiempos antes de la intervención del pregonero, que emocionado en un principio recordando a su padre, habló de los 40 días de la Cuaresma con imágenes proyectadas en el mismo teatro por la productora Banian, con imágenes de la misma mañana del Domingo de Pasión. Casi un directo.

Eduardo Albarrán fue valiente y demandó el compromiso del Ayuntamiento con el mundo cofrade.
“Parecía que no llegaba y aquí estamos. Tú y yo. Mi ciudad soñada. Déjame que por un instante te mire desde aquí arriba, frente por frente, y te diga lo que tanto tiempo llevo callando.
Déjame que pasee cogido de tu mano por esas calles estrechas, blancas de cal y de luz, por las que vas configurando barrios y vidas”.

El pregonero habló del inicio de su Semana Santa en La Salle, con recuerdos y piropos a la Virgen de la Estrella, y no olvidó la celebración del 250 aniversario de la constitución del Ayuntamiento isleño.

“Y es que esta ciudad no se podría entender sin sus hermandades y cofradías, sin la Semana Santa. Una Semana Santa que sabe tanto de esta ciudad como la ciudad sabe de la fiesta, la tradición y en definitiva de nosotros mismos.

Ahora, que en nuestro municipio se celebra el 250 aniversario de la instauración de nuestro primer Ayuntamiento podríamos valorar la importancia de las instituciones que perviven.
Además de la Armada –origen y uno de los principales motivos de esta independencia- las cofradías son las únicas instituciones propias que permanecen desde entonces en la ciudad”. Recordó el nombramiento de San José como Patrón de San Fernando, hace 250 años.

No faltó la cita del Padre Pedro Enrique García Díaz, el pregonero hizo públicas sus palabras al anterior pregonero, mientras que el Padre Pedro le respondía “Un acto de misericordia Dios tuvo conmigo al ofrecerme la oportunidad de conoceros. Y hoy tú, Edu, vuelves a tener otro acto de misericordia al dejar asomarme sólo por un momento, pero de una manera privilegiada al Pregón de la Semana Santa de San Fernando.

Un cúmulo de acontecimientos hacen que no pueda recitar mis versos, y un exceso de trabajo pastoral no me permitió seguir adelante como hubiera sido lo deseado.

En ocasiones nos creemos superhombres capaces de todo y al final nos descubrimos incapaces y débiles para no hacer nada. Tan débiles que aún hoy me lamento por no haber podido pagar todos los recibos de luz y agua a la gente de mi barrio de La Magdalena, frustrado por no haber podido ayudar en la leche, pañales y medicamentos a aquellas jóvenes madres que colapsaban a veces mi despacho”.

Fue un pregón donde la juventud cofrade tuvo su protagonismo. Amigos y compañeros que han marcado el devenir del pregonero en un Martes de Juventud.

El recuerdo a cofrades fallecidos y recordados no faltó en el pregón, pero tampoco a esos que ya acumulan años vistiendo la túnica. Juan Meléndez, Pepe Ponce, Tito Collantes, Joaquín Rodríguez Royo, Ignacio Bustamante, Pepe Carelli, y a Antonio Salas.

Habló también del testimonio de los cofrades veteranos. “Lo veo en la mirada de Eduardo Olmo a mis Titulares en los que sigue construyendo sin palabras, en esa memoria perfecta, los mejores altares efímeros que gloria alguna hayan dado las mayordomías de La Isla.
Pero lo veo, negro sobre blanco, en esa carta dictada en máquina de escribir en la que cada golpe de tecla me recuerda al redoblar de tambores en Lunes Santo. En esa carta que Pepe Macías, mi admirado Pepe Macías, le ha escrito a su Cristo de los Afligidos en la que le dice que este año también lo seguirá acompañando por la calle de la Amargura. Y así hasta que Él quiera.
Como seguirá acompañando cada Viernes Santo a la Virgen de la Soledad Sebastián Gago, Chano, que rinde honores de militar laureada a quien lleva ofreciendo cada fruto de su apellido en la nómina de la hermandad.

En ti Manolo Muñoz Jordán, mi amigo aunque en generación no coincidamos, profeso la admiración de los jóvenes cofrades ante quienes nos habéis entregado el mayor de vuestros tesoros, el mejor legado: la Semana Santa que tanto quisisteis y que tanto seguís queriendo”.

Fue valiente al describir la situación del mundo cofrade. “Pero esa manifestación de fe no serviría de nada si durante el año, como observo, los cultos de las hermandades encuentran más bancos vacíos que llenos. Si las casas de hermandad no tienen sus puertas abiertas a los hermanos. Si cuando hablamos de caridad no lo hacemos primero con el prójimo, es decir, el más próximo que además, en algunos casos, figura en la nómina de nuestra cofradía y que pasa ahora por un mal momento.

Ese debe ser nuestro ejemplo, ese y no otro, sino caeríamos en el sinsentido de estar construyendo grandes templos, riquísimos templos, con los cimientos aposentados sobre el fango”, denunció.

El pregonero habló de la Semana Santa en la distancia, de todos esos isleños que están fuera de San Fernando por razones de estudio o por misiones de paz.

Se refirió a su faceta cargadora y a la gente de abajo. " A veces intento explicar a amigos, no doctos en la materia, aquellas motivaciones que me llevaron a meterme por vez primera debajo de un paso.

Sinceramente cada vez me cuesta más. Cada vez que conozco o entiendo más este complicado mundo ‘de la gente de abajo’ más difícil me resulta poder explicar lo que se siente y se sueña siendo parte de una cuadrilla".

Habló  de la fe y resalti cómo "a veces, entre tanta actualidad cofrade, tantas noticias, tanto estreno y tanto culto a veces injustificado no nos damos cuenta del verdadero sentido de las hermandades. El sentido de llegar a Dios, de acercarnos a esa divinidad a través de los Titulares de nuestras cofradías.
Y de eso, en el primer rincón a la derecha de la Iglesia Mayor, saben mucho. Como saben que a la fe, a esa fe desmedida a las plantas de un Besapié o Besamano se llega a través de la devoción, de la liturgia y de la caridad. Por ello sobre esos tres pilares se sostiene una aurea ilusión que ya sueña con ver coronado de amor un corazón con siete puñales".

Mezclando prosa y verso, el pregonero vio cómo el público respondía con aplausos al entusiasmo puesto sobre el atril del Real Teatro de Las Cortes. Con voz de cierta afonía, tocada, emocionada, Eduardo Albarrán no le importó alzar la voz, aunque ello suponga estar sin voz horas después. Era la cita esperada, la cita soñada por el pregonero y merecía la pena.

Una evocación a los palios y a la Cruz en la Semana Santa, con remarcado carácter social, completaba un pregón que entredejaba ver mensajes directos. "Porque hoy en día, en esta sociedad de la información inmediata en la que vivimos, algunos siguen sin conocer el mensaje que hace más de dos mil años llevara un joven galileo a las gentes más pobres y humildes. Y puede que este mensaje al que estamos llamados a compartir no llegue, sea culpa nuestra, de los cristianos y cofrades en particular". denunciaba el pregonero.

El pregonero también recordó el ambiente que tenía el estudio de Alfonso Berraquero y la actualidad. " Ahora cuando te veo sé valorar aún más tu figura, tu grandeza. Ya no me importa aquella restauración o si algún día discutimos por comprender o no aquella escena. Hoy te miro y te doy gracias. Porque la piel que ahora te duele yo sé que nos la has dejado en forma de manos, rostros, devoción, pasión desmesurada. Gracias Alfonso Berraquero García, gracias por esas manos, esas benditas manos que tallaron mi fe".

Con poesía y una tremenda ovación del públicó terminaba el pregonero.

"La vida es una semana /que vuelve por primavera/ y para aliviarnos la espera/ venimos esta mañana./ Los folios se van cerrando/ que va tocando el adiós/ abran ya el corazón/ para que de Pasión se llene/ y hasta el Domingo que viene/ queden ustedes con Dios".

Eran las 14,22 horas en los que la Banda Sinfónica de la Sociedad Filarmónica interpretaba los himnos de Andalucía y España para poner el final a un extraordinario pregón.

 

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