La MalaJam ha vuelto. Los amantes de la música y, sobre todo, los músicos sevillanos están de enhorabuena al confirmase la noticia. La más importante y consolidada Jam Sesion de la ciudad continuará viva y con la misma fuerza de siempre, gracias al acuerdo al que han llegado los responsables del evento y el propietario de la Sala 101, antes Sala Museo Dollshop.
Lo que empezó siendo una reunión reducida de músicos con ganas de tocar en un ambiente distendido, en las instalaciones de La Casa de Max, fue creciendo en calidad y cantidad hasta tomar forma. Después, dado el gran número de participantes y las dificultades del espacio nodriza para albergar las sesiones, se logró trasladar la Jam a la por entonces mejor sala de conciertos de España, Malandar, que ahora luce el nombre de Luxuria.
Allí esta original propuesta se convirtió en punto de referencia para muchos músicos durante bastante tiempo. Con el cambio de propietario de Malandar, la MalaJam todavía sobrevivió algunos meses en ese espacio, aunque ya bajo otro nombre, hasta su disolución, hace pocas fechas.
Después de algunas negociaciones entre José Regaera y Ale Ratapolski, actuales cabezas visibles de La MalaJam, con Sergio Calvo, nuevo responsable de la Sala 101, se llegó rápidamente a un acuerdo que marcará el devenir de estas sesiones tan positivas para los músicos, ya que se les da la oportunidad de tocar ante un público, la mayoría de las veces entendido, que ama la música sin reservas.
El cambio no sólo se produce en el lugar de celebración, también varía el día en que se realiza. De los tradicionales jueves se pasa a los miércoles, a partir de las once de la noche, por necesidades de la Sala.
Históricamente, a estas sesiones han asistido gran cantidad de músicos sevillanos, desde noveles con hambre de escenario hasta músicos consolidados y que utilizan estas sesiones para conocer a nuevos valores que la ciudad va acumulando en su ya larga lista de artistas.
Gran noticia, por tanto, la que supone tener la garantía y la seguridad de que una actividad cultural como esta no morirá y continuará dando la oportunidad a gran cantidad de músicos, no sólo sevillanos, ya qye son frecuentes las apariciones por la Jam de integrantes de bandas africanas asentadas en Sevilla y músicos de otras ciudades y nacionalidades que se acercan, esporádicamente, a compartir escenario con los más fieles a estas citas.
No es la única Jam Sesión que se celebra en Sevilla, pero sí la que más ha cuajado por varias razones, entre ellas la gran regularidad que ha mostrado a lo largo de los últimos años al no ha fallar ni un sólo jueves en Malandar. Otra razón la tenemos al comprobar la cantidad y calidad de músicos que participan en cada sesión. Por último, y no por eso menos importante, está el hecho de que la filosofía sigue intacta desde el comienzo de la actividad, que no es otra que la de permitir a cualquier músico participar, con el sóZlo requisito de apuntarse al comienzo de la sesión, ni siquiera es obligatorio llevar instrumento, aunque sí muy aconsejable.
La música en Sevilla está muy viva y así seguirá estando gracias a iniciativas privadas como esta.