Paseo del Arte ‘travesti’

Publicado: 24/09/2013
Ecologistas en Acción presenta alegaciones a un proyecto de “usos terciarios travestidos en equipamientos públicos”, que requiere una modificación del PGOU, que no contempla medidas paisajísticas e incuye un parking no contemplado en el plan general
“Unos usos terciarios travestidos en equipamientos públicos”. Así define Ecologistas en Acción en sus alegaciones al proyecto el Paseo del Arte, presentado este verano por el Ayuntamiento y en el que la iniciativa privada (Capitaliza Sociedad de Inversión) invertiría 3,96 millones de euros en una nueva zona de esparcimiento y arte que, para la asociación consevacionista, no es sino una “inaceptable” cesión y privatización de una zona verde.

Tanto en la nota informativa como en el escrito de alegaciones, Ecologistas en Acción se muestra muy crítico tanto con el proyecto en sí como con la intención de disfrazar o “travestir” en equipamientos culturales unas instalaciones meramente lucrativas con cuatro bares, dos restaurantes y varias terrazas de verano, además de las posibles piscinas o el aparcamiento rotatorio, y en el que las actividades culturales serían “simbólicas”.

Va más allá en sus críticas al considerar “sarcástico” que a una zona expositiva dentro de un bar se la denomine “gran contenedor de industrias creativas” y que el objeto del proyecto sea “el incremento de equipamientos culturales”, una interesada confusión entre equipamientos públicos y servicios terciarios que les lleva “a acuñar el nuevo e injustificable concepto de equipamiento restauración”.

“La inexistencia en su pretendido carácter de equipamiento cultural intenta resaltar un uso público que no viene a encubrir la privatización de un espacio que ahora es público y que pasaría a ser explotado de forma privativa mediante concesión”, expone la organización, que recuerda que el proyecto obvia la titularidad pública del suelo y la preceptiva concesión administrativa, y no establece en su memoria económica ningún canon ni ninguna contraprestación al Ayuntamiento por su explotación.

Ilegalidades

Al margen de las críticas, numerosas, al proyecto, Ecologistas también se centra en varias ilegalidades que a su juicio tendría este proyecto. En primer lugar, consideran que para construir en una zona verde un complejo hostelero de estas características (la compatibilidad con otros usos limitaría el terciario sólo al 20%) requiere una modificación del PGOU que establezca otra ordenación del suelo, con la elaboración de un “verdadero” proyecto, sometido a información pública, Consejo Consultivo incluido, y no “el inicio de la licitación del correspondiente contrato de concesión pública”, como sostiene el acuerdo de la Gerencia de Urbanismo.

Recuerda Ecologistas que en Sevilla ya se cuenta con el precedente de la biblioteca de la Universidad de Sevilla en el Prado de San Sebastián. “No se entiende que el equipo de Gobierno pretenda caer en el mismo error”, lamentan.

Otra de las ilegalidades manifiestas del Paseo del Arte, según Ecologistas en Acción, es la inexistencia de medidas de protección del paisaje y su perceptiva justificación, que en ningún momento recoge el proyecto y que se exigen en el PGOU, el Potaus y el Plan de Protección de la zona.

La tercera ilegalidad, y no por ello menos recurrente en las actuaciones del Gobierno local del PP, es la instalación de un aparcamiento rotatorio (de 260 plazas y con unos ingresos para Capitaliza de 250.000 euros al año) que no se incluye en el PGOU actual.

Para Ecologistas, este parking no tiene “ningún sentido” en el esquema de movilidad recogido en el PGOU (que sí recoge uno cerca de la Barqueta y otro en la calle Guadalquivir, en el lago de la Expo) y empeoraría el tráfico de la zona. “Como recoge la memoria económica, la única lógica de este aparcamiento es económica”, recuerdan.

Ni serio ni ético

La organización, que entiende que el Ayuntamiento intente atraer nuevos proyectos que dinamicen e impulse la vida cultural, considera que este tipo de proyectos “deben estar mejor pensados y planteados, ajustados a la normativa vigente y deben favorecer la calidad de vida de los ciudadanos”.

Ceder un suelo público en un parque para crear “un complejo hostelero (con cierto barniz cultural) no es una forma seria y ética de conseguirlo”, afirman.

Para la asociación sería más rentable recuperar “el abundantísimo y vergonzante patrimonio en ruinas que posee la ciudad (como las naves de Renfe, palacio del Pumarejo y Fábrica de Artillería, entre otros) antes de volver a caer en el manido negocio de construir para abandonar y volver a construir”.

Además, considera que una inversión de ese calibre para construir restaurantes en el río “no resulta ni conveniente ni oportuna” en la situación actual, cuando los nuevos inversores deberían superar la “excesiva terciarización” de la economía sevillana y alejarse del “enfoque de negocio al paraguas del turismo cultural”.

Sin concurso público y para el hijo de Rubiales

Viva Sevilla ya denunció en estas mismas páginas, el pasado 26 de julio, de que la Gerencia de Urbanismo había aprobado conceder el aprovechamiento de la  margen izquierda del río, sin que mediara concurso público alguno, a la sociedad Capitaliza Sociedad de Inversiones, cuyo presidente es Ramón Alarcón Rubiales, hijo de la presidenta del PSOE-A, Amparo Rubiales, y uno de cuyos consejeros es Juan Miguel Salas Rubio, hijo de Juan Miguel Salas Tornero, presidente de la comisión de Relaciones Institucionales de la CEA.

Fuentes municipales confirmaban entonces que Capitaliza era la auténtica promotora del Paseo del Arte, a pesar de que fue presentado por el alcalde, Juan Ignacio Zoido, y por el delegado de Urbanismo, Maximiliano Vílchez, incluso antes de que pasara por el consejo de la Gerencia de Urbanismo.

En esa presentación previa, Zoido y Vílchez hablaron del proyecto como si la iniciativa fuera municipal, apuntando a varias empresas interesadas en desarrollarlo, a pesar de que Capitaliza siempre ha estado detrás y ha sido a quien se le ha dado luz verde inicial para llevarlo a cabo.

En el caso del Paseo del Arte se repite el mismo ‘modus operandi’ que con el Museo de las Tradiciones: una firma privada presenta una iniciativa que implica el aprovechamiento lucrativo de suelo público y el Ayuntamiento se lo otorga sin concurso.

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