La singular película canadiense que nos ocupa tiene como responsable tras la cámara a un actor, productor, guionista y realizador de Montreal, Xavier Dolan… ¡de la cosecha del 89! Con solo 25 años, es la quinta de su filmografía y prepara ya la sexta. Una filmografía precedida de numerosos reconocimientos que sería largo enumerar. Mommy, por ejemplo, obtuvo el Premio del Jurado en el pasado Festival de Cannes. Su joven autor está considerado a la vez un niño prodigio y terrible en la cinematografía de su país, por ser brillante, iconoclasta y transgresor, en sus narrativas e historias.
El relato sigue a una viuda, con muy escasos recursos, pero sobrada de valor e iniciativa, que decide encargarse de su hijo adolescente e ingresado en un centro -en el que no pueden controlarle- por un trastorno de conducta hiperactivo. Dicho trastorno, conocido por sus siglas en castellano como TDAH, cursa con inestabilidad emocional y reacciones compulsivas y violentas. Además en esta ficción, se nos cuenta que existe una ley que permite a los progenitores abandonar en estos casos a l@s menores en el hospital. La madre contará con la ayuda inesperada de una vecina introvertida y antigua profesora.
139 minutos de metraje. Una fotografía de André Turpin. Una banda sonora de Eduardo Noya. Un guión del propio director. Un tratamiento del tema, pese al formato tan incómodo en el que se la vio, enérgico y transgresor. Una relación a dos primero y luego a tres, desprejuiciada, emotiva, libre de protocolos y convenciones sociales al uso, aunque no de afecto y de respeto. Una lectura sutil y aguda a las diferencias educativas y de clase. Una apuesta por la libertad en el trato, por la espontaneidad en las formas, por la sinceridad despojada de clichés, pero sin caer en el populismo. Una dura crítica a las instituciones psiquiátricas, con rasgos penitenciarios, donde se interna a l@s pacientes más desestabilizad@s.
Dos mujeres radicalmente distintas unidas por un adolescente muy difícil, pero también muy tierno, que responde al cariño y los cuidados de ambas, pese a la dureza de sus síntomas. Un drama lleno de humor y amor, al que, para ser redondo, le faltan algunos vacíos en el guión, sobre todo en lo que se refiere al personaje y las motivaciones de la profesora y le sobra una conclusión menos efectista y más elaborada, en lo que respecta a las de la madre. Interpretaciones de chapeau del trío protagonista, Anne Dorval, Antoine Oliver-Pilon y Suzanne Clément. No se la pierdan.