Sin mirar al cielo han podido procesionar por fin las hermandades del Lunes Santo sevillano, castigadas por la lluvia de forma dolorosa en algunas ocasiones. Y aunque sí que se ha alzado la vista ante un sol de justicia que mantendrá las altas temperaturas al menos hasta el Miércoles Santo, la jornada ha estado marcada por los aniversarios y por algún que otro estreno que el pasado año tuvo que quedarse entre las paredes de los templos.
Abría, como siempre, el Cautivo de San Pablo la jornada del Lunes Santo celebrando los 25 años de su realización, iniciando una jornada que ya se preveía plena cruzando su barrio hasta Nervión y entrar en el centro de la ciudad. A él se unía pronto desde el barrio del Tiro de Línea Santa Genoveva, marcando el paso al cruzar el Porvenir y proseguir hacia carrera oficial bajo el arco del postigo. También mostraba el palio sus bordados restaurados por Jesús Rosado.
La Redención del Beso de Judas saldría después de la iglesia de Santiago llevando la Virgen del Rocío aquel manto que el pasado año no pudo estrenar por la lluvia y recordando, además, los 50 años del fallecimiento de Castillo Lastrucci, motivo por el que la cofradía iba acompañada de una representación de Los Panaderos y el Miércoles Santo será el Beso de Judas el que acompañe a la cofradía de la capilla de San Andrés.
La lluvia llevaba un par de años truncando las ilusiones de los hermanos de San Gonzalo que, una vez más, se han echado a la calle para acompañar desde Triana a Sevilla a su Soberano Poder y a su Virgen de la Salud, que además está este año celebrando su coronación canónica, vestida por Antonio Bejarano.
De aniversario también estaban en Vera-Cruz, que cumplía los 75 años de la hechura de la Virgen de las Tristezas por Illanes Rodríguez, junto a su Cristo, la talla más antigua de las que procesionan en Sevilla, del siglo XVI.
Y 50 años cumple también la Virgen de Guadalupe de Las Aguas, realizada por Álvarez Duarte, motivo por el que salía vestida de hebrea y ha sido recibida por una petalada y la saeta del Sacri.
La sobriedad de Santa Marta, Las Penas de San Vicente, y el impresionante cristo de la Hermandad del Museo cerraban un Lunes Santo pleno pero con demasiado calor.