Quien esto firma, se confiesa nada aficionada y nada experta a-en los superhéroes. Con algunas notables excepciones como, entre otras, ‘El caballero oscuro’, de Christopher Nolan, (2008), con quien esta que nos ocupa tiene ciertas concomitancias, pese a sus radicales diferencias. En aquella, todos los personajes estaban situados en el tablero del relato como adultos, con Batman de líder, las fuerzas del orden y la gran esperanza blanca del Fiscal del Distrito, para salvar a Gotham de las garras del Mal encarnado en el Joker.
Aquí Batman no es sino un niño tímido -Bruce Wayne, apenas entrevisto, perteneciente a una de las mejores familias de la ciudad, sin dotes sobrehumanas aparentes- cuyo padre implacable y todopoderoso tiene ambiciones políticas. Y el villano, ah, el villano, no es sino un paria tan oscuro como conmovedor, tan inquietante como vulnerable, tan humillado como decidido a sobrevivir, llamado Arthur Fleck. Sí, en el lenguaje de los géneros a este intenso y poderoso drama se le llamaría precuela. Aunque, de hecho, trascienda tal cliché y no sea, en absoluto, una película de superhéroes.
En efecto, la historia de este payaso -que malvive en condiciones ínfimas en una Gotham más neoyorquina que nunca, con su madre a la que cuida y que alimenta en él unas fantasías de filiación y cambio de vida -… La historia de un hombre atormentado y emocionalmente enfermo, a quien paradójicamente su progenitora llama “Happy” (feliz), con una risa inquietante, compulsiva y aterradora que es un tic involuntario cuando las desdichas e injusticias se ceban en él, lo que le ocurre casi siempre…
La historia de un ser marginal que fracasa en sus tentativas profesionales porque aburre, no hace reir, provoca miedo y hasta es expulsado, por una circunstancia que ya conocerán, de su actuación más querida y vocacional, donde tiene su público, de un hospital infantil…
La historia de un desarraigado, muy a su pesar, que es burlado y ofendido por todo ello hasta en un programa de televisión cuyo conductor es su ídolo… La historia de un hombre que vive en una época -está ambientada en los 80, pero refleja el presente y hasta una posible distopía futurista- clasista, hostil y feroz con los desheredados como él al que le niegan el afecto, el respeto, la dignidad y hasta la medicación… La historia de una criatura sensible y bondadosa, pero anómala, que despierta nuestra empatía y que se convierte, tras todo ello, en asesino de seres despreciables, en vengador de tantos hijos de la miseria como él y que borra a Arthur para ser el Joker…
Esta es una historia, potente, tenebrosa, cruel, terrible con un trasfondo político y social de calado. Es una historia absorbente, intensa, aterradora y emotiva que denuncia las carencias médicas y asistenciales, las enormes desigualdades que coexisten en los extremos de la escala social en un país de economía ultraliberal al servicio de los ricos y poderosos.
Producción estadounidense de 121 minutos de metraje. Dirigida, y coescrita junto a Scott Silver, por el productor, guionista, actor y realizador Todd Phillips, cosecha del 70, responsable de las tres entregas de ‘Resacón en Las Vegas’ y también de la última versión de ‘Ha nacido una estrella’ (2018); fotografiada con excelencia por Lawrence Sher y con una notable banda sonora de Hildur Guönadottir. Con un reparto amplio y atractivo, en el que Robert de Niro tiene un pequeño pero sustancial papel, y con un Joaquin Phoenix más grande que la vida, desgarrado e inmenso, quien ya es un seguro candidato al Oscar.
León de Oro a la Mejor Película en Venecia Que no se les escape.