El Gobierno municipal de Sevilla ve en el
Gobierno de coalición de PSOE y Unidas Podemos la
oportunidad de conseguir que se regule, desde el ámbito estatal, la
implantación de una tasa turística que el alcalde hispalense,
Juan Espadas, volvió ayer a reivindicar para
destinar lo recaudado a la conservación del vasto patrimonio de la capital.
En el
Foro Nueva Economía, en Madrid y a las puertas de la inauguración de Fitur la semana que viene, Juan Espadas recordó que los ayuntamientos no tienen competencias para incorporar este ingreso, que requeriría, en su caso, de su habilitación en la
Ley de Haciendas Locales y una modificación posterior a aprobar en el Parlamento. Juan Espadas puso el
ejemplo de la vecina Lisboa “como caso de éxito” al instaurar una tasa de “
un euro o dos”.
Sevilla lograría con esta tasa, que en el Ayuntamiento defiende con ahínco Adelante Sevilla (con quien el Gobierno del PSOE ha pactado los presupuestos para 2020), unos
ingresos extras para la conservación y restauración de monumentos y bienes culturales, que son el imán que atrae a los turistas a la ciudad cada vez en mayor número.
Espadas resumió algunas de esas cifras de éxito:
2,8 millones de viajeros alojados en hoteles;
5,6 millones de pernoctaciones; y una
agenda de congresos en Fibes para 2020 que hará que sea el mejor año de
Sevilla como destino de congresos. El
impacto económico que se espera es de
240 millones de euros, gracias a que el
57% de los congresos ya cerrados son internacionales, con una
media de 1.500 asistentes.
Los “rasgos claros de dinamismo” de la ciudad no sólo en materia turística, sino también en
vivienda,
innovación (proyecto de Endesa en Cartuja),
cultura (el V centenario de la primera circunnavegación de la tierra) y
actividad económica son elementos suficientes, a juicio de Espadas, para que Sevilla se convierta en el
“laboratorio” donde ensayar proyectos concretos de “desarrollo sostenible integrado y socialmente justo”, en una estrategia de
colaboración público-privada que ha conseguido “dar seguridad jurídica”.
“Estamos ante una
posibilidad cierta de movilizar recursos económicos en una misma dirección, la de la transición ecológica en nuestras ciudades, y que sólo depende de nuestra capacidad para generar un
pacto político que identifique fórmulas de regulación y de financiación”. El alcalde recordó cuáles son los dos objetivos básicos que quedarán encarrilados en éste su último mandato y que serán una realidad en los próximos diez años: la
reducción de las desigualdades y de las emisiones.
Enumeró los
diez proyectos con los que Sevilla peleará por
ser “un territorio de oportunidades del Sur de Europa”. Entre ellos están el
Puerto con la
ampliación de la Zona Franca, la innovación y el emprendimiento del centro de las
naves de Renfe en San Jerónimo, la recuperación de la
Fábrica de Artillería, las
Atarazanas, el
Metro y, sobre todo, el
Plan Respira, con el que se cerrará el Centro al coche privado y se
ensayará un sistema de carga y descarga 100% eléctrico.