La Archidiócesis de Sevilla ha presentado su información económica correspondiente al ejercicio del año 2020, un período condicionado por la incidencia de la pandemia de la Covid-19. La Iglesia no se ha abstraído en su funcionamiento y balances a esta circunstancia que "amenaza con seguir modulando la actividad económica por algún tiempo". El presupuesto consolidado de la Archidiócesis asciende a 37.332.715,49 euros, una cantidad sensiblemente inferior a los algo más de 50 millones en los que se cerró la cuenta de explotación del ejercicio de 2019.
La primera comparecencia de monseñor José Ángel Saiz en rueda de prensa ha tenido como asunto central la información económica de la diócesis de la que tomó posesión el pasado 12 de junio.
Las comparaciones respecto al ejercicio de 2019 reflejan el cambio de paradigma que se ha creado con la pandemia. Resulta llamativa la casi total paralización de las actuaciones relacionadas con las restauraciones de iglesias, construcciones de nuevos complejos parroquiales o reformas llamativas, entre las que se encontraba la de la cuarta cara de la Giralda, proyecto que el Cabildo acometerá cuando se den las condiciones económicas adecuadas. Precisamente, la aportación anual del Cabildo Catedral a la Archidiócesis, una cantidad que rondaba los cinco millones de euros y que se destinaba a esta partida de obras, no se ha producido en 2020. Por eso, Alberto Benito destacó que las tareas de conservación de edificios se han limitado casi exclusivamente a las reformas urgentes y de menor entidad en las parroquias. Las cifras de la Catedral hablan por sí solas: de un balance de 17.761.441 euros en 2019 se ha pasado a 5.891.869 en 2020. Las aportaciones que el Cabildo realizaba a instituciones diocesanas (5.692.432 en 2019) se han cifrado en casi un millón de euros en el último ejercicio. Y los casi 17 millones y medio ingresados el año anterior se han visto disminuidos en 2020 hasta una cifra algo mayor de los tres millones de euros.
Las aportaciones voluntarias siguen siendo la mayor partida de ingresos, con el 37,83 % del total. Le sigue, con un 25,29 %, la partida de ingresos corrientes, y la cantidad resultante de la asignación tributaria (la equis en la casilla de la Iglesia en el IRPF), cifrada en el 20,59 % del total de ingresos consolidados. En cifras, las aportaciones de los fieles han pasado de 13.529.133 euros en 2019 a 13.821.587 el último año, un ligero aumento muy valorado por el arzobispo y el ecónomo dadas las circunstancias. En cuanto a los ingresos por la declaración de la renta (a través del Fondo Común Interdiocesano), se ha pasado de 7.093.275 euros a 7.521.388 en el ejercicio fiscal de 2020.
Por lo que respecta a los gastos consolidados, el 29,61 % se destina a la conservación de edificios y gastos de funcionamiento. Las acciones pastorales y asistenciales se han llevado el 15,21 del total.
En el caso de las parroquias, el balance global de 2019 se situó en 12.129.899 euros, una cifra superior en medio millón de euros a la registrada en el año marcado por la pandemia. En el ámbito parroquial, en cambio, llama la atención el ligero aumento de las suscripciones periódicas de los fieles (algo más de cien mil euros). En el caso de Manos Unidas, de los 1.260.798 euros registrados en 2019 se ha pasado a 1.162.724 en 2020. Y las cuentas de Caritas ofrecen un panorama esperanzador, ya que, al contrario de lo que sucede en la mayoría de instituciones diocesanas, ha pasado de una cuenta de explotación de 5.140.839 euros en 2019 a 6.157.693 en el ejercicio más reciente.
Otro asunto que suele suscitar interés es la aportación al Fondo Común Diocesano de Hermandades. De los 135.017.24 euros asignados en 2019 se ha pasado a 107.407.11 euros en el ejercicio cuyas cuentas ha presentado el nuevo arzobispo de Sevilla.