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Detrás del machete no está dios, detrás del machete siempre está el hombre

Hablamos de Yasin Kanza, un marroquí de 25 años de edad que el miércoles por la noche asesinó al sacristán Diego Valencia e hirió al sacerdote Antonio Rodríguez

Publicado: 27/01/2023 ·
10:53
· Actualizado: 27/01/2023 · 10:54
  • Es la mano del hombre, siempre es la mano del hombre. -
Autor

Younes Nachett

Younes Nachett es pobre de nacimiento y casi seguro también pobre a la hora de morir. Sin nacionalidad fija y sin firma oficial

Sin Diazepam

Adicto hasta al azafrán, palabrería sin anestesia, supero el 'mono' sin un mísero diazepam, aunque sueño con ansiolíticos

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  • Actuó en nombre de la barbarie, el rencor, la ira, la locura, el sinsentido y la estupidez que subyace bajo la ignorancia
  • Yasin Kazan alimenta el odio, sí. Hoy los marroquíes sentimos tristeza por las víctimas, pero también vergüenza y rabia contra él
  • No hay dios que ampare la muerte de inocentes. Detrás del machete siempre está el hombre

“Miles de buitres callados van extendiendo sus alas. No te destroza, amor mío esta silenciosa danza. Maldito baile de muertos, pólvora de la mañana. Presiento que tras la noche vendrá la noche más larga. Quiero que no me abandones, amor mío, al alba”.

Es el momento de dar las condolencias y mostrar el apoyo de toda la sociedad, independientemente de la nacionalidad, la ideología y la creencia, a los familiares y amigos del sacristán Diego Valencia, que en paz descanse, y del sacerdote Antonio Rodríguez, al que se le desea una pronta recuperación

Pongámonos serios.  El matemático y meteorólogo estadounidense Edward Norton Lorenz puso como ejemplo de la teoría del caos el conocido Efecto Mariposa, explicando que si se parte de dos mundos o situaciones globales casi idénticos, pero “en uno de ellos hay una mariposa aleteando y en el otro no, a largo plazo, el mundo con la mariposa y el mundo sin la mariposa acabarán siendo muy diferentes. En uno de ellos puede producirse a gran distancia un tornado y en el otro no suceder nada en absoluto”.  Una teoría que está íntimamente ligada a la teoría del caos, que sugiere la posibilidad de que “un ínfimo acontecimiento como el aleteo de una mariposa, acaecido en un momento dado, pueda alterar a largo plazo una secuencia de acontecimientos de inmensa magnitud”.

En un principio su idea era usar una gaviota para su ejemplo, pero sus colegas le convencieron de que el término mariposa era más poético y efectista. Pero hoy no estoy para ripios, ni para versos. Si el aleteo de una mariposa en Asia puede provocar un tornado en las Grandes Llanuras de la parte central de los Estados Unidos… ¿Qué puede suceder si un maldito cobarde entra, machete en mano, en varias parroquias e iglesias de Algeciras?

Hablamos de Yasin Kanza, un marroquí de 25 años de edad que este miércoles por la noche asesinó al sacristán Diego Valencia e hirió al sacerdote Antonio Rodríguez. Según fuentes de la investigación, el capullo se radicalizó en los últimos años y actúa como un “lobo solitario”. El atacante entró en dos iglesias, la capilla de San Isidro de la Iglesia de Santa María Auxiliadora y la de La Palma, ambas en el centro de Algeciras, e irrumpió gritando “muerte a los cristianos y Alá es grande”. Un perturbado que había cambiado de actitud en los últimos tiempos y se había mostrado “más reservado e introspectivo”, en palabras del presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno. 

No actuó en nombre de Alá, eso os lo puedo asegurar. Actuó en nombre de la barbarie, el rencor, la ira, la locura, el sinsentido y la estupidez que subyace bajo la ignorancia. Y aunque toda la comunidad islámica ha condenado el “ataque vil y cobarde” perpetrado por Yasin Kanza, lo cierto es que el canalla con su pérfido aleteo de machete destroza mucho más que varias vidas, destroza la convivencia y alimenta el odio de los que como él habitan en el otro lado, el lado del miedo, el rencor y la ignorancia. No hay dios que ampare la muerte de inocentes. Detrás del machete siempre está el hombre. Si existiese Alá, lo fulminaría con un rayo.

Yasin Kazan alimenta el odio, sí. Hoy los marroquíes sentimos tristeza por las víctimas, pero también vergüenza y rabia contra él. Hoy nuestros padres, nuestros hijos y nosotros mismos estamos siendo insultados, vejados y vilipendiados por culpa de su cobardía y vileza. Hoy nos vuelven a tachar de terroristas, de asesinos, de ilegales, de invasores, de bárbaros, de carniceros… hoy volvemos a ser sospechosos porque, desgraciadamente, son muchos los que generalizan y nos meten a todos en el mismo puto cajón. Hoy los buitres vuelven a extender sus alas… nada más conocerse tan macabro crimen, Vox convocaba una rueda de prensa a las diez de mañana del jueves en el mismo lugar donde yacía sin vida Diego Valencia. Carroñeros en busca del voto del miedo y la ignorancia. Buitres callados que extienden sus alas para sacar rédito político de las desgracias.

Y no lo dice un servidor, lo dicen incluso desde el Partido Popular de Andalucía, que acusa a Vox de la "utilización política" del atentado de Algeciras. Así, el s ecretario general del PP-A, Antonio Repullo, no dudó en afirmar que “generalizar siempre es un error. El pueblo de Algeciras siempre ha sido un ejemplo de tolerancia histórica, igual que es un ejemplo Andalucía. Llevamos siglos acostumbrados a convivir las diferentes culturas y religiones”.

Solo hay dos cosas claras. Primero es el hecho de que Yasin Kazan es un cobarde, un criminal, un cabrón que no tiene perdón del dios que sea y sobre el que debe caer mucho más que el peso de la ley. Desgraciadamente cobardes, criminales y cabrones los hay de todas las nacionalidades, ideologías y creencias.

Y la segunda cosa clara, y la más importante, es que es el momento de dar las condolencias y mostrar el apoyo de toda la sociedad, independientemente de la nacionalidad, la ideología y la creencia, a los familiares y amigos del sacristán Diego Valencia, que en paz descanse, y del sacerdote Antonio Rodríguez, al que se le desea una pronta recuperación.

Lo demás son buitres que extienden sus alas. Buitres de un lado y de otro que solo buscan carroña y odio, fango para poder sobrevivir.  Y aunque haya mariposas que dejen, tristemente, de aletear y sé que  “tras la noche, vendrá la noche más larga”, solo espero que el amor no nos abandone, amor nuestro, amor mío, al alba.

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