Los menores tienen móvil desde los 11 años y uno de cada tres está enganchado a internet y a las redes sociales, a las que se conectan todos o casi todos los días, según una investigación de Unicef, que alerta de que el 22,5 % de los jóvenes podría estar sufriendo ciberacoso.
Son datos del informe "Impacto de la tecnología en la adolescencia", realizado por Unicef con las respuestas de 50.000 estudiantes de ESO de centros públicos y privados de las 17 comunidades autónomas, que alerta de que el 42 % de los menores ha recibido mensajes de contenido erótico o sexual.
Sobre los hábitos de uso, el 90,8 % se conecta a internet todos o casi todos los días, seis de cada diez adolescentes duermen con el móvil, y uno de cada cinco lo usa a partir de medianoche todos o casi todos los días.
"Uno de cada tres niños tiene un problema serio, estamos hablando de más de medio millón de niños" que realizan un "uso problemático", ha explicado el responsable del estudio, Antonio Rial, profesor de Psicología de la Universidad de Santiago de Compostela (USC), quien ha opinado que las cifras muestran que "se trata de un problema de salud pública".
El informe habla de "uso problemático" para referirse al posible enganche de los menores a internet y redes sociales, que genera un alto grado de interferencia en su vida cotidiana y un impacto personal, familiar, académico o laboral, que puede incluso ir acompañado de una sintomática a nivel clínico.
Los adolescentes afirman que están conectados más de 5 horas al día entre semana el 31,5 % y la mitad de ellos superan esas horas de uso durante el fin de semana.
ESCAPE DE LA SOLEDAD QUE SIENTEN
Cuatro de cada diez adolescentes reconocen que se conectan para no sentirse tan solos. Se conectan buscando relaciones positivas, comunicarse con sus amigos y divertirse.
Pero su experiencia en las redes sociales también les ha provocado sensaciones como miedo (al 24,7 %), angustia (19,7 %) e inquietud (27,9 %), unos resultados ante los que Unicef alerta de que la salud mental de los menores puede verse afectada.
El informe pone de manifiesto que la falta de conocimiento sobre algunos de los peligros y de medidas preventivas para evitarlos, pueden poner en serio riesgo a muchos adolescentes.
"Los datos aportados también muestran que puede haber una falta de presencia y acompañamiento por parte de las familias en la vida de los adolescentes", lo cual les lleva a buscar compañía y apoyo en Internet y las redes sociales, ha aseverado Gustavo Suárez Pertierra, presidente de UNICEF España.
LA MITAD DE LAS VICTIMAS TAMBIÉN SON ACOSADORES
Entre los riesgos identificados por los jóvenes en su relación digital, destaca que las prácticas de acoso son cada vez más habituales, pero también que más de la mitad de quienes sufren acoso, lo ejercen a su vez.
No estar en las redes es un hecho excepcional, indica la investigación. El 98,5 % está registrado en alguna y el 61,5 % tiene más de un perfil en una misma red social que utilizan selectivamente para familia y conocidos o para el grupo de iguales.
"Fruto de presiones y chantajes muchos adolescentes pueden estar exponiendo imágenes y contenido personal y privado en redes sociales y otros canales de Internet; esto también les expone a entrar en contacto con desconocidos y encontrarse en riesgo de 'grooming' o acoso sexual en línea", alerta.
Uno de cada 10 menores ha recibido -a través de redes, chats, internet o videojuegos- una proposición sexual en Internet por parte de un adulto; el 11,4 % ha sufrido presiones para que enviar fotos o videos suyos de contenido sexual.
Respecto al juego, más de 70.000 estudiantes de ESO (el 3,6 %) reconocen haber apostado dinero por internet alguna vez en su vida (apuestas deportivas, 31 %; poker, 20 %; bingo, 12 %), y lo hacen para ganar dinero y divertirse. Uno de cada 10 de esos menores podría convertirse en ludópata, lo que supondría estar hablando de 10.000 adolescentes.
Seis de cada 10 adolescentes usan videojuegos como principal canal de ocio y entretenimiento y más de la mitad a juegos no aptos para su edad. Uno de cada cinco menores reconoce tener un cierto enganche a los videojuegos (alrededor de 400.000 adolescentes).
Se estima que más de 600.000 estudiantes de ESO podrían presentar un "uso problemático", que está caracterizado no sólo por una elevada frecuencia e intensidad de conexión (muchos días y muchas horas), sino por un alto grado de interferencia en el día a día de los propios adolescentes y de sus familias.