El exmilitar de origen búlgaro acusado de maltratar y retener a su expareja durante tres días en un bosque de Corrales de Duero (Valladolid), juzgado este viernes en la Audiencia de Valladolid, alega que la denunciante permaneció con él en todo momento por su propia voluntad y ha negado que la maltratara y amenazara de muerte. "!Muero de amor por ella!", ha llegado a apuntar en un momento de su declaración.
La extensa declaración realizada por el acusado, Kiril B.N, ayudada de intérprete, no ha convencido, en modo alguno, a la fiscal del caso y al abogado de la acusación particular, que han mantenido sus peticiones de casi 18 y 33 años de prisión, respectivamente, por la comisión de un rosario de delitos entre los que figuran detención ilegal, maltrato habitual, lesiones, amenazas graves, coacciones y acoso.
La defensa, por contra, persiste en su solicitud de un fallo absolutorio, intención que ya había dejado clara en el trámite de cuestiones previas al tratar de lograr, sin éxito, la suspensión de la vista al objeto de realizar un informe a su cliente--pide que se le aplique una eximente completa--con el fin de tratar de demostrar que cuando cometió los hechos imputados, "difíciles de explicar desde la normalidad", obró con las facultades totalmente anuladas por un "estado pasional, el arrebato o la obcecación".
Kiril B.N, en declaraciones recogidas por Europa Press, ha explicado que llevaba un año de noviazgo con la presunta víctima, Aksinia V.M, y que la relación comenzó a cambiar a raíz de que él fuera hospitalizado en marzo de 2021 a causa del coronavirus y una posterior complicación en forma de neumonía bilateral que le mantuvo en cama más de un mes. "Hasta marzo, éramos inseparables", ha recordado.
Fue a partir de entonces cuando le llegaron comentarios de que, durante dicha hospitalización, su pareja le había sido infiel con un compañero de trabajos agrícolas, y a partir de ahí empezó a beber de forma incontrolada. Pese a ello, ha negado que ejerciera una relación de plena dominación sobre ella, sin dejarla salir sola a la calle, ni que la hubiera golpeado ni tampoco que la hubiera amenazado de muerte.
También ha desmentido que en junio de 2021, una vez rota la relación, hubiera mantenido retenida a su expareja y dos de sus amigos durante casi una hora cuando ella acudió al domicilio conyugal para recoger sus pertenencias. "La puerta se cerró", ha asegurado Kiril, que también ha negado que ese día implorara de rodillas a su ex que no le abandonara y que, ante el nulo resultado obtenido, amenazara con matarla.
Con respecto al episodio más grave, la retención de su exnovia en un bosque en Corrales de Duero (Valladolid), el 6 de julio de ese año, Kiril ha sostenido que la denunciante permaneció allí con él por su propia voluntad y ha negado que se la llevara a la fuerza tras cruzar su coche al paso del vehículo en el que viajaban su ex y tres compañeros de trabajo cuando se dirigían a realizar trabajos agrícolas.
El acusado y su exnovia estuvieron en paradero desconocido durante tres días en el citado paraje gracias a que Kiril, aunque éste lo haya negado, ocultara el coche con hojas de los árboles y restringiera el uso del móvil a lo mínimo imprescindible para evitar que fueran geolocalizados. "Yo la dejaba irse, pero ella no quería", ha recordado el encausado, quien ha asegurado que durante esos tres días alimentó a Aksinia con pan, queso y cerveza.
Sin embargo, las declaraciones posteriores de la denunciante, la jefa de trabajo de ésta, su marido y tres testigos que viajaban en el coche interceptado el día de autos por Kiril han sido contundentes respecto de la culpabilidad del encausado, en el sentido de que han confirmado los episodios de maltrato, amenazas y resto de cargos que se le imputan.
Así, Aksinia, que ha declarado oculta tras un biombo, no sólo ha ratificado el maltrato sufrido a manos de su expareja y las graves amenazas de muerte sobre ella y sus hijos, menores de edad y residentes en Bulgaria, sino que ha sido muy clara al asegurar que el 6 de julio de 2021 Kiril la sacó a la fuerza del coche en el que viajaba y la metió en el suyo para luego llevarla hasta un pinar en el que estuvo retenida tres días, periodo en que su secuestrador tan solo le dio agua.
EL COCHE ENTRE DOS ÁRBOLES
"Colocó el coche entre dos árboles, de forma que no podía abrir la puerta. Además, había sufrido una lesión en una pierna", ha recordado Aksinia, quien ha sido rotunda respecto de si estuvo allí por su voluntad. "¡Yo no quería estar allí!", ha indicado la mujer, que también ha confirmado que su captor ocultó el coche bajo hojas de árboles, utilizó el móvil lo estríctamente necesario, "tan solo para pedir dinero a unos amigos para escapar", y no cesó de amenazarle.
"Me dijo que me iba a cortar una mano y que se la iba a mandar a mi jefa y también amenazó de muerte a mis hijos", ha insistido Aksinia, cuya versión del secuestro ha sido más tarde ratificada punto por punto por otros tres compañeros de trabajo que viajaban en el vehículo ante el cual cruzó Kiril el suyo.
Aunque el banquillo tan solo lo ha ocupado el exmilitar, otras tres personas, la pareja formada por Marian B.H. y Ana A.D. y Petko M.A, deberían de haberle acompañado como supuestas cooperadores en el delito de detención ilegal, ya que las acusaciones entienden probado que se concertaron con Kiril para asegurar la interceptación del vehículo de la víctima.
Sin embargo, los tres acusados, para los que la fiscal del caso solicita penas de cuatro años y diez meses de cárcel, no han comparecido por encontrarse en paradero desconocido. Sobre ellos pesa una orden de busca y captura, de forma que serán llevados a juicio en cuanto sean detenidos.