El hombre detenido este miércoles tras irrumpir armado con una escopeta en un supermercado de Ourense, un bilbaíno de 35 años que llevaba seis meses residiendo en la ciudad, no pasará a disposición judicial hasta que la Policía realice un registro de su domicilio.
Fuentes policiales no descartan que el juzgado ordene un estudio psiquiátrico al hombre, que vivía encima del supermercado y era cliente habitual, para dirimir las causas que le llevaron a protagonizar este incidente.
La Policía ha confirmado que el detenido accedió a las 14,00 horas al establecimiento con una mochila en la que portaba una escopeta de cañones paralelos con la que efectuó cuatro disparos hacia el techo en la zona de bebidas del supermercado.
Cuando los trabajadores del centro intentaban evacuar las instalaciones, un agente de la Policía local que estaba fuera de servicio observó "una avalancha de gente" en las puertas del establecimiento y tras identificarse ayudó en la evacuación del local.
La Policía Nacional ha confirmado que fue este propio agente el que se puso en contacto con la Comisaría para informar de que había un hombre con una escopeta en el interior del supermercado.
El agente de la Policía Local, Carlos Pérez, ha señalado que pudo ver a través de la cristalera de entrada al hombre "con una mochila en una mano y una escopeta de caza abierta en la otra". En ese momento se identificó como agente de policía y le conminó a dejar el arma.
Además, ha relatado que en un primer momento el detenido se dio la vuelta y disparó contra un cartel, pero que tras un segundo intento para que depusiera el arma apuntó en su dirección y disparó. Ese disparo fue el que impactó contra la cristalera de la puerta corredera de entrada al centro comercial, tras la que se encontraba el policía local.
El agente abandonó la entrada del supermercado y esperó la llegada de la Policía Nacional, custodiando la puerta para evitar la huida del autor de los disparos.
A su llegada, la Policía Nacional acordonó la zona con varias dotaciones para evitar la huida del hombre y para evitar que se acercase nadie a la zona, ya que el suceso coincidió con la hora de salida de muchos estudiantes universitarios y de colegios cercanos.
A continuación, un miembro de la Policía Nacional y el policía local entraron al interior del local. En ese momento el detenido se dirigió con un plátano y un cigarrillo en la mano a la línea de cajas, donde se tiró al suelo para que lo detuviesen.
Fuentes de la Policía Nacional han confirmado que en un primer registro se encontraron en sus bolsillos 1.200 euros que había cogido de una caja y varios cartuchos de escopeta.
El agente de la Policía Local ha constatado que "si el detenido hubiera querido disparar a la gente podría haber hecho mucho daño cuando llegó el tropel de gente a la entrada".
OTRA TESTIGO
Una testigo de lo ocurrido, Elena Álvarez Martínez, afirmó que al principio pensaba que era "una broma" y no le dio "importancia" porque había visto a unos niños reírse, pero después se percató de lo ocurrido y consiguió esconderse, junto con otras personas, en un almacén junto a la pescadería.
Al respecto, afirmó que sentían "mucho miedo", que la gente estaba "llorando" y que se pasaron "media hora escondidos" sin saber si "había gente viva o muerta", porque escucharon varios disparos.
Esta misma mujer ha dicho que había entendido al hombre lanzar alguna proclama cuando entró, pero otra testigo que estaba al lado del ahora detenido, que ha preferido no identificarse, aseguró que no es capaz de identificar lo que dijo. En todo caso, las pistas actuales de la investigación no apuntan a que se trate de un acto con fines políticos o religiosos y las cajeras lo habrían identificado como un cliente habitual y de la zona.