Joaquín Sorolla protagoniza en Valencia una exposición que recorre cinco siglos de pintura, desde la Edad Media hasta la Contemporánea, en la que le acompañan obras de Juan de Juanes, José de Ribera, Francisco Zurbarán, José Benlliure o Ignacio Pinazo.
Se trata de la exposición "De la oscuridad a la luz", formada por 75 obras adquiridas por la Generalitat Valenciana a la familia Lladró, que llevaban cinco años guardadas en cajas en un almacén madrileño, sin ser tocadas por la luz, y que ahora se pueden ver en todo su esplendor en el Palacio de Comunicaciones, el antiguo edificio de Correos.
SOROLLA, COMO PRINCIPIO Y FIN
La muestra empieza y acaba con Sorolla: un cuadro de 25 metros cuadrados, "Yo soy el pan de la vida", recibe al visitante a la entrada a la exposición, acompañado de otro lienzo que es la imagen de la muestra, "La labradora", tras lo que se inicia un paseo cronológico por cinco siglos de arte para despedirse con otros cinco lienzos del artista valenciano.
La exposición se estructura en cuatro secciones: del Gótico al Renacimiento, el esplendor del Barroco, la pintura de los siglos XIX y XX y la figura de Joaquín Sorolla, de quien se pueden ver también dos piezas costumbristas y tres pequeños paisajes íntimos, como "El patio del Cabanyal", "La cocina de la huerta" o "El jardín del convento".
El discurso cronológico de esta exposición abarca desde un cuadro de 1390 hasta un paisaje de los años 50 del siglo XX, creados en su mayoría por artistas valencianos, como Juan de Juanes, Juan Ribalta, Mariano Benlliure o Joaquín Sorolla, junto a autores como Francisco de Zurbarán, Alonso Berruguete o José Ribera.
TRANSFORMAR UN EDIFICIO EN MUSEO
El Palacio de Comunicaciones, donde se exhibe la muestra, es un edificio que se acabó en 1923, el año en el que falleció Sorolla, y que se ha reconvertido en museo para acoger una exposición de 73 pinturas y dos esculturas con la que se da a inicio a los actos del Año Sorolla, y que a lo largo de los próximos tres meses estará acompañada de más actos culturales en este espacio del centro de Valencia.
Este edificio no fue concebido como museo y por ello ha necesitado adaptaciones: la gran cúpula acristalada del techo se ha oscurecido para evitar que los rayos del sol incidan en los óleos, y se escucha de fondo un leve rumor: el de las climatizadoras, enfriadoras y humectadoras que mantienen la temperatura y la humedad constante.
También se ha creado dentro del edificio centenario una arquitectura nueva para acoger las obras, pero que se ha medido "hasta el último milímetro" para que no se oscurezca la infraestructura y para que se perciba que "la primera obra de arte de la exposición es el propio Palacio de las Comunicaciones", ha explicado el director del Museo de Bellas Artes, Pablo González Tornel.
EL MUSEO DE BELLAS ARTES COMO REFERENTE
Cuando concluya la exposición, las obras irán al Museo de Bellas Artes de Valencia, lo que le permitirá convertirse en una de las colecciones artísticas de Sorolla más importantes del mundo, tras la colección de la Casa Museo Sorolla en Madrid, pues contará con más de medio centenar de piezas del artista valenciano, algunas de gran formato.
"Ha sido el acicate para que pensemos en una nueva sala para Sorolla", ha admitido González Tornel, quien ha explicado que para exhibir "Yo soy el pan de la vida" se necesita un espacio que permita disfrutarlo, y ha asegurado que "La labradora valenciana" es "un icono" que querría cualquier museo.