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Desde la Bahía

Un oasis vulnerado

No tensemos la cuerda. No hay razón para poner a prueba su elasticidad. Hartos de disfraces y silencios opresores, vivimos la pausa vacacional

Publicado: 17/07/2022 ·
14:56
· Actualizado: 17/07/2022 · 20:39
  • El vertedero incontrolado de Fadricas II.
Autor

José Chamorro López

José Chamorro López es un médico especialista en Medicina Interna radicado en San Fernando

Desde la Bahía

El blog Desde la Bahía trata todo tipo de temas de actualidad desde una óptica humanista

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En el equilibrio inalámbrico que hoy soportan las creencias, perdido el soporte de la enseñanza religiosa, que las “aulas del pseudoprogresismo” han desterrado, el mes de julio aparece como una auténtica isla -con su doble festividad de la Virgen del Carmen y del apóstol Santiago- un oasis en el enorme desierto laico y ateo, que el nuevo siglo ha convertido a nuestro tradicional suelo, de fértil flora evangelizadora.

La Virgen del Carmen es María, la madre de Jesucristo. Ambos vivieron entre nosotros. Fueron evidentes y palpables, oídos y aclamados. Amados y despreciados. Soportaron la tortura “psíquica y física”, el hijo hasta el exterminio en la cruz, solamente por predicar una doctrina de amor e igualdad, de perfección y entrega al prójimo.

La verdad histórica de estas personas de naturaleza humana, ya no hay autor que la niegue, ni precisa de ningún soporte divino para ser cierta. Es la sólida y material base en que se apoya el cristianismo, la absoluta certeza de la existencia humana de sus “entes divinas”. Seguir hacia adelante nos lleva al terreno de la Divinidad. ¿Son Dios y su madre estos dos seres mencionados?. Hay poco que discutir. Un solo argumento. Se tiene fe o no se tiene, se cree o se niega, que no es precisamente ser ateo, ya que este último al querer suprimir a Dios, parece que le da realidad a su existencia.  La ciencia camina de la mano de la razón. Su esfuerzo continuado abre los caminos del saber, pero es consciente de lo que significan las verdades rebeladas y sobrenaturales, que su intelecto no tiene capacidad de explicar. Su sueño -con un futuro real- es enlazarse con ellas en el camino del conocimiento supremo.

El mes ha dado dos pértigas, una a María y otra a Santiago, sin composición metálica, brillo vanidoso, ni altura cultural. Los patronos no necesitan dadivas materiales, ni muestras de poder. No tienen orgullo. Su doctrina de amor está en las antípodas de la soberbia o la arrogancia, estratos inferiores de la condición humana. Dieciséis y veinticinco de julio son las fechas que una “memoria tradicional” debe recordar y olvidar aquellas otras -que la “memoria histórica o democrática” parcialmente se empecina en mantener- que sirvieron para enfrentarnos sangrientamente y siguen siendo caldo de cultivo de odios y rencores, que grupos o partidos con sus ideales, alimentan y dan crecimiento. 

No tensemos la cuerda. No hay razón para poner a prueba su elasticidad. Hartos de disfraces y silencios opresores, vivimos la pausa vacacional. Estamos felices disfrutando de nuestro asueto en la orilla oceánica. Paz y tranquilidad necesitamos. Pero no es posible. Se ha elegido este mes para el debate sobre “el estado” de la nación, una gestación atópica cuyo seguimiento hemos dejado en manos de una persona sorprendente, qué desconociendo, al no ser profesional, las causas de ese embarazo anormal, lo único que le preocupa es conseguir su alumbramiento (la ley del aborto se sonroja). Las deformidades o malformaciones posteriores que puedan presentarse han de hacerse cargo y costearlas los que más tienen, que se defienden “pasándole la pelota” a la subordinada y sometida “clase media” cuyas coronarias económicas sufren la isquemia del papel/moneda, el 50 por ciento de los días del mes.

Pero todo sea por contentar a sus socios, que a pesar de estas “rumbosidades” entre las que se incluye una memoria democrática pactada con aquellos que olvidan el número de causas judiciales por terrorismo, aun sin resolver, siempre muestran -en el mismo hemiciclo del debate- la amenaza de la independencia y proclamación de República, de una serie de autonomías, que disgregarían a media España, constitucional y de Monarquía parlamentaria. Conviene recordar ahora, que los cómplices al final, marchan por el mismo camino que los que cometen delitos.

Ruedan lágrimas de gozo por el rostro de la Virgen María cuando se ve (con sus distintos calificativos) Patrona de todos los españoles. Decir Santiago es pronunciar casi un sinónimo de España, La presencia de sus imágenes, nos da, cuando menos esperanza y sosiego, sin alterar la placidez de los días de descanso veraniego.  Pero siempre habrá una dictadura adornada con los disfraces, de democracia y decreto ley, que de actualidad a los versos de Francisco de Quevedo que no debemos olvidar: No he de callar. por más que con el dedo/ ya tocando la boca o ya la frente/ silencio avises o amenaces miedo.

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