Ha sido el estallido de violencia más grave que vive la capital iraquí en las fechas previas de los comicios, a pesar de los numerosos controles de seguridad y detectores de bombas que se encuentran en todos los puntos de la ciudad.
Las tres explosiones en distintos puntos de Bagdad, cerca del mediodía, estaban dirigidas contra los agentes y soldados que esperaban votar o se dirigían a emitir su sufragio, según dijeron a Efe fuentes del Ministerio del Interior.
Ayer votaban en 450 centros electorales especiales cerca de 850.000 personas, la mayoría agentes y soldados. Algunas urnas fueron llevadas a los hospitales para que pudieran emitir su sufragio los pacientes.
El atentado más grave, el primero de la serie, fue perpetrado cerca de un colegio electoral del barrio de Al Huriya, en el noroeste de Bagdad, donde esperaban para emitir su sufragio militares y policías.
Las fuentes dijeron que la mayoría de las víctimas, cinco muertos y veinte heridos, eran civiles.
En cambio, en el centro de Bagdad, en el barrio de Bab al Muazan, los cuatro muertos y diez heridos eran soldados que estaban votando y que fueron víctimas de la última de las tres explosiones registradas ayer.
Las fuentes explicaron a Efe que, en este caso, un suicida detonó el cinturón de explosivos que llevaba adosado al cuerpo cerca del grupo de militares que votaban en el colegio secundario de Al Garbiya.
En un ataque distinto, otro suicida detonó los explosivos que llevaba adosados al cuerpo al paso de un autobús del Ejército iraquí, en el barrio de Al Mansur, lo que causó la muerte de tres personas y heridas a otras quince.
En este caso las fuentes no indicaron si las víctimas eran civiles o militares.
En el mismo barrio de Al Mansur, en el oeste de Bagdad, había en las calles folletos que llevan la firma del grupo terrorista Al Qaeda y que advierten contra la votación en las elecciones, según pudo constatar Efe.
La coalición terrorista Estado Islámico de Irak, encabezada por Al Qaeda, ya había anunciado el pasado 13 de febrero que tenía intención de impedir las elecciones, que calificó como un “crimen político” y un intento de “humillar a los suníes de Irak”.
Las autoridades iraquíes ya esperaban actos de violencia según se acercaba la fecha electoral, y anunciaron que la vigilancia estaría a cargo de medio millón de policías y centenares de miles de soldados.
Con el objetivo de reforzar la vigilancia, las autoridades impedirán la circulación de vehículos el sábado y el domingo.
El miércoles, en la ciudad de Baquba, al noreste de Bagdad, 30 personas murieron y otras 48 resultaron heridas por otra serie de atentados que afectó a esa ciudad.
La policía informó ayer de que había detenido a presuntos miembros de Al Qaeda por estar supuestamente involucrados en estos atentados de Baquba, capital de la provincia de Diyala, una de las más conflictivas del país.
En la provincia central de Al Anbar la policía reveló que había detenido ayer a los conductores de dos camiones-bomba que pretendían atentar contra los colegios electorales, en un caso, y, en el otro, atacar un convoy de policías que se dirigían a votar.