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Cuando nuestras fotos familiares se las regalamos a Facebook, Twitter...

En internet no existe el anonimato total porque todo deja una huella digital. Todo se puede detectar.

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  • Fernando Benítez.

Esta semana hemos hablado con Fernando Benítez, abogado experto en nuevas tecnologías y redes sociales que en breve abrirá una consultoría en Cádiz mientras que en la actualidad ejerce a través de la red.

—¿Por qué te decidiste por la abogacía?
—Bueno, me viene de tradición. En mi familia hay muchos juristas y decidí estudiar Derecho. Una vez que concluí los estudios, viendo cómo estaba el panorama, el mercado y la situación actual, constaté que la abogacía tradicional ofrece muy pocos puestos de trabajo para los más jóvenes. Entonces decidí especializarme en Derecho Digital para lo que realicé un máster en Barcelona, en el IL3. La experiencia ha sido muy positiva. Decidí aportar por este máster porque ofrecía más posibilidades que otros.

—¿Qué abarca el Derecho Digital?
—Las nuevas tecnologías es un tema muy transversal. Toca todas las ramas del Derecho, Penal, Civil, Administrativo, Mercantil, y abarca cada día más y más, porque vivimos todo el día conectado al mundo digital. Es algo ya muy nuestro.

—¿En qué se centraba el máster?
—Sobre todo trataba de la protección de datos, comercio electrónico, dominios, el tema de menores, ciberdelitos, administración electrónica, espionaje cibernético. Abarca todo lo que es el mundo digital y lo que está por venir, porque hablamos de un mundo que cambia casi todos los días.

—Eso es cierto, porque hay cuestiones que nadie se imaginaba hace veinte años… ¿han surgido nuevos delitos?
—Claro, aunque el único cambio es el medio. Ahora hay delitos que se cometen a través de la red digital, a través de internet. Hay determinados delitos que sólo se pueden cometer a través de este medio. Es el pensamiento de anonimato, esa sensación de que nadie sabe lo que estamos haciendo, es la clave.

—La idea que tienes es montar en Cádiz una consultoría…
—La intención es montar una consultoría, un despacho de abogados de Derecho Digital porque he visto que hay muchos profesionales que se dedican a esta materia pero no hay una especialización como tal. Entonces la idea es ofrecer estos servicios a personas y empresas que se muevan en ese mundo o quieran asesorarse en cualquiera de los ámbitos que abarca. Es un asesoramiento pleno. En Barcelona ya estuve trabajando en este tema en un despacho, como protección de datos, comercio electrónico, etc.

—En cuanto a la protección de datos, imaginamos que son más empresas que personas individuales las que se ponen en contacto con vosotros…
—Sí, hablamos de una Ley de obligado cumplimiento que dada de 1.999 y que se centra fundamentalmente en nuestros datos personales. Esto nace un poco por las relaciones que tenemos a través de internet y donde los datos personales juegan un papel muy importante. Antiguamente cuando entrábamos en internet dejábamos un ‘nick’ anómimo, incluso una foto falsa. Ahora, por ejemplo en Facebook, dejamos nuestros nombres, fotos reales, incluso subimos nuestros currículum, etc. Ahora toda nuestra vida privada la hacemos social, también porque así lo solicita el medio. Cada vez tenemos más conectividad. Si no estás en internet, es como si no existieras. Bueno, la protección de datos personales es un derecho y es una forma de proteger todo aquello que forma parte de nuestra privacidad. En cuanto a empresas, como es de obligado cumplimiento, la protección de datos es un procedimiento más que hay que cumplir.

—En estos casos, si una persona sube a una red social fotos e información privada… ¿pierde los derechos sobre ella?
—Claro, en principio sí porque por ejemplo así viene regulado en las condiciones de uso de Facebook, que es ese apartado que nadie lee porque es muy largo y muy pesado, incluso para nosotros los abogados TIC. Por eso hay que buscar fórmulas para saber qué es lo que pasa con nuestros datos personales. En este caso, en las políticas de Facebook hay un apartado que dice que esas fotos y esos datos se ceden a la red social en cuestión de manera gratuita e incluso para que ellos puedan hacer uso de ellas incluso para publicidad.

—¿La gente conoce estas condiciones de uso? ¿Sabe que sus fotos pueden aparecer de repente en un anuncio?
—No, la verdad es que no se tiene conocimiento de ello. Nosotros apostamos por realizar campañas de concienciación, de cultura sobre los datos personales. Los datos personales hay que saber a dónde van a ir a parar, cómo se van a utilizar y qué usos le pueden dar. ¿Leerse las condiciones? Es algo muy largo y extenso… Lo importante es saber que unas imágenes tienen unos derechos de autor, y saber que si por ejemplo la subes a Facebook estás cediendo esos derechos. Normalmente no se tiene esa concienciación y no se sabe el uso que le pueden dar.

—¿Se puede evitar?
—Se puede configurar. Hay un apartado para configurar la privacidad y lo que quieres compartir. Pero una vez que subes una foto es muy complicado si a la imagen esa le van a dar el uso que uno realmente quiere o permite. Es complicado.

—En el caso de Twitter o Tuenti… ¿se sigue la misma política de privacidad?
—Sí, siguen la misma política de privacidad. Sobre todo en Tuenti se está reforzando mucho la privacidad por el hecho de que es una red que utilizan mucho los menores de edad. Por eso es necesario que los padres se involucren y sepan cómo funcionan estas redes sociales. En Tuenti han puesto en marcha un mecanismo para si eres menor de 14 años, para usar la red necesitas enviar tu DNI y una autorización de los padres para ello. Algo que no se hacía antes. Es una forma de control que no existe en otras redes sociales, pero es que en esta en particular son muchos los menores que hacen uso de ella.

—En la actualidad existe un desfase generacional en cuanto a las nuevas tecnologías y el uso de las redes sociales. Hay padres que no saben utilizarlas y menores que han nacido con ellas. ¿Qué recomienda a los padres?
—Es fundamental que tengan un poco de control. No es recomendable, por ejemplo, que cuando el niño se ponga a llorar pues se le dé el ‘smartphone’ para que se calle. Y es que a poco que no esté bien configurado, con cuatro ‘click’ el menor puede acceder a sitios que no son recomendables. Por eso es necesario un control, pero es fundamental la educación incluso en las aulas. Dentro de unas semanas vamos a realizar unos seminarios en los colegios de Cádiz en torno a las nuevas tecnologías y a las redes sociales. Es un seminario que está enfocado a los niños y también a los padres para que sepan en qué medios se mueve el menor. Y es que tampoco se le puede prohibir su uso porque entonces hoy día no existes… Y es que los padres son los que tienen la última decisión sobre si quieren o no que sus hijos accedan al mundo digital.

—¿Existen unas pautas para saber si tu hijo está teniendo problemas a través de una red social?
—Sí, en Barcelona hicimos un curso al respecto. A lo mejor está el menor está en una red en la que existan pederastas o a lo mejor está en contacto con gente adulta a los que les guste hablar con menores, que todavía es una situación algo extraña. El menor si tiene problemas tiene ansiedad, nerviosismo, y si por ejemplo comprobamos sus contactos y no corresponden a sus amigos del colegio, pues son algunos síntomas. Son indicios como el hecho de que pase mucho tiempo en la red o que en casa apenas hable de sus amigos del barrio o del centro educativo en el que esté.

—Y en el momento en el que se sepa realmente que hay un problema, ¿que recomienda que hagan los padres o tutores?
—Que se pongan en contacto con las fuerzas de seguridad. Por ejemplo, la Policía Nacional tiene una cuenta de Twitter que es muy efectiva y ha resuelto muchísimos casos. Además ofrecen muchos y buenos consejos, y es muy cercana, con un lenguaje que llega tanto a los menores como a los adultos. No es un lenguaje muy jurídico o técnico. Si ocurre algo en internet, puedes poner un tuit a esa cuenta y en 24 ó 48 horas se investiga. Así se han detenido a muchos delincuentes cibernéticos. Ahora existe un práctica donde menores se graban frente al ordenador navegando por la red y venden ese vídeo a adultos para que cuando la menor le diga que encienda la webcam porque no se fía, pues aparece ese vídeo para tratar de engañarla simulando la identidad y parecer que es un menor.

—¿Hasta dónde es delito? Que un adulto tenga fotos de una menor ¿es delito?
—Depende de la foto y depende de la connotación. Si es una foto de una menor con un cariz erótico, con un desnudo, ya hay que entrar a valorar. Hay que ver los indicios y saber si existe o no consentimiento… sobre todo si hablamos de una menor de 17 años por ejemplo.

—¿Qué otras circunstancias delictivas ha generado la red?
—Está el tema del timo de la estampita pero en la red, están los correos de supuestas entidades bancarias, que vienen con el logo y todo, y te piden datos como la contraseña o que hagas una transferencia. Este tipo de delitos ha ido creciendo gracias a las nuevas tecnologías porque también llega a más gente. No se puede utilizar algo sin conocer los riesgos. Los datos hay que aportarlos siempre en entidades que ofrezcan confianza y que estén avaladas por terceros que regulen y garanticen la página en cuestión. Y ante las dudas, hay que ponerse en contacto con la entidad bancaria o con la empresa en cuestión. El tema de los delitos por internet en muy complejo. Cualquier intromisión que nosotros no consentimos es delito.

—¿Existe la posibilidad de olvido en la red? ¿Se puede borrar tu pasado?
—De eso se está hablando mucho ahora, es decir, del derecho al olvido. Por ejemplo, ponemos nuestro nombre en Google y aparece una multa del año 1990, o antecedentes, o una foto que queremos borrar. Se habla mucho sobre esto ahora porque por ejemplo hay padres que suben la foto del niño en el columpio, pero ese niño tiene ahora 20 años y no quiere que se vea. Hay posiciones muy diferentes. Hay posturas diferentes. De todas formas, hay alguna posibilidad de ello. Google dice que hay que ir a la página o el sitio web que ha subido la foto, porque ellos lo que hacen es enlazar páginas. Pero incluso es una tarea de titanes porque si el documento se ha compartido, es aún más complicado. El tema está incluso en los tribunales internacionales, y lo que se debate es si Google es quien tiene que eliminarlo, o no.

—¿Qué casos te llegan?
—Fundamentalmente protección de datos, ya que hay multas de hasta 600.000 euros. Y sobre todo empresas de nueva creación que buscan los avisos legales y de protección de datos para que el cliente confíe.

—¿No existe el anonimato total?
—Quizás antes sí, pero en la actualidad no porque todo deja una huella digital. Todo se puede detectar. Desde el móvil que grabó, hasta quienes lo distribuyen o comparten. En los foros se leen barbaridades pero se puede localizar la IP. Pero alguien debe velar por lo que se dice en los foros y debe ser alguien del medio que lo publica. Hay libertad de expresión pero hay límites.

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