La concejalía de Servicios del Ayuntamiento de Conil de la Frontera (Cádiz) ha pedido colaboración a la ciudadanía tras informar del "importante" deterioro que ocasiona en la red de colectores verter toallitas húmedas en los inodoros, toda vez que se han recogido 20 toneladas en lo que llevamos de verano.
En una nota del Consistorio conileño se recuerda que esto ocasiona un "perjuicio directo" a la ciudadanía por "el alto coste, unos 70.000-80.000 euros que supone a las arcas municipales las reparaciones debidas a las obstrucciones en la red, al que se añade un gran impacto medioambiental".
Por ello, el Ayuntamiento ha pedido colaboración ciudadana y concienciación para "evitar este problema haciendo un uso responsable y una correcta eliminación arrojando las toallitas húmedas y otro tipo de residuos que no se desintegran fácilmente al cubo de la basura y no al retrete".
El concejal municipal de Servicios, Manuel Vicente Alba, ha continuado en este línea y ha manifestado que "esta situación ya se ha dado otros años y pese al trabajo del Ayuntamiento, se requiere la colaboración de la ciudadanía para solucionar el problema".
La generalización de toallitas húmedas, que empezó a comercializarse hace unos años para los bebés y que se ha ido extendiendo a muchos otros usos, ha ido paralela al aumento de los atascos en edificios, redes y plantas de depuración.
El concejal ha señalado que cada poco tiempo, "aparecen atascos, formados por las toallitas que se tiran al váter sin tener en cuenta qué pasa luego" y ha destacado que las empresas de saneamiento de aguas "han tenido incluso que crear equipos específicos de técnicos para solucionar los atascos en la red en muchos lugares de España".
El vertido de toallitas húmedas por el retrete provoca la acumulación de fibras y tejidos en las tuberías de saneamiento que causan obstrucciones en las alcantarillas y estaciones de bombeo, así como dificultades en la planta de depuración.
Además, estos tejidos se acumulan con otros residuos desechados de forma incorrecta en el retrete como compresas, gasas, bastoncillos para los oídos, colillas, y forman un tapón que se adhiere a las paredes de las tuberías, lo que implica una importante inversión económica cada vez que hay que desatascar la red de alcantarillado.
Igualmente, además del impacto económico que supone desatascar y mantener limpias de toallitas las estaciones de bombeo, también tiene un "grave impacto" en el medio ambiente, puesto que "el porcentaje de desintegración de las toallitas no llega al 40% en el mejor de los casos, frente al 95% del papel higiénico".
La explicación a esto se encuentra en el entramado de fibras fabricadas con microplásticos, diseñado para conseguir un producto resistente y consistente, que combina celulosa con fibras sintéticas y que a la larga son también contaminantes.
Además, si consiguen llegar al entorno natural, pueden tardar "hasta 600 años en desaparecer", convirtiéndose en uno de los "principales enemigos" del medio natural, pudiendo ser consumidos por animales marinos provocando que entren en la cadena alimenticia.