Irene Espínola Pérez es graduada en Turismo y jugadora profesional de balonmano. Actualmente, milita en el Neckarsulmer Sport-Unión de la Bundesliga alemana y es internacional con la Selección Española absoluta. Su posición es de lateral derecho, donde, al ser zurda, juega a mano cambiada. Nació en Almuñécar el 19 de diciembre de 1992, mide 1,83 centímetros y pesa 76 kilogramos. Hija del maestro Antonio Espínola y de la agente de seguros Nuria Pérez, es la segunda de tres hermanos (única niña de la casa) y ha logrado mantener a toda Almuñécar pegada al televisor, vibrando con cada uno de los minutos que ha jugado en el Campeonato Mundial de Balonmano, celebrado en España, para mayor emoción, durante el pasado mes de diciembre. Se considera muy tímida, que es incapaz de elegir su lugar favorito de Almuñécar, porque le gusta todo, y nos explica que su día a día como deportista de élite se basa en una rutina que empieza sobre las 6 de la mañana; que le costó amoldarse a un país tan diferente como Alemania pero que no tardó en sentirse cómoda, y que los platos germanos que más le gustan son el Rostbraten y el Maultaschen, aunque no hay nada comparado con unos huevos fritos o la lasaña que prepara su madre. En cuanto música, nos confiesa que Chayanne es su cantante de cabecera y que, entre todas sus canciones, se queda con “Lo dejaría todo”. No lleva la cuenta exacta de sus goles con España –ronda la veintena- y sus ejemplos a seguir en el ámbito personal son sus padres y, en el deportivo, admira a OanaChirila, Isabel Bastero y Silvia Navarro. Reconoce que formar parte de “las Guerreras” no se le sube a la cabeza, sino que es una motivación para desempeñar su papel con máxima responsabilidad y querer ofrecer siempre la mejor versión de sí misma en la pista. A través de esta entrevista, conoceremos mejor a una sexitana que lleva el nombre de Almuñécar por bandera y que ya está considerada como una jugadora imprescindible tanto en la liga alemana como en las citas que afronta la Selección Española, un equipo que conjuga a la perfección la experiencia de icónicas estrellas con la frescura y genialidad de las nuevas figuras.
Cuando me llamó el entrenador y me dijo que nos veíamos el 21 de noviembre yo no entendí muy bien a qué se refería.
¿Por qué lucir el dorsal número 51 en la Selección Española de Balonmano?
Irene Espínola: Porque fue el que me lo dieron. Después, me enteré de que podía elegirlo, pero me quedé con él, ya no lo quería cambiar; además, también acaba en 1, como el dorsal 21 que vistoen mi equipo de la liga alemana. A pesar de que siempre había sido el 4, el 21 era un número que nos gustaba al grupo de amigas y con él me he quedado.
¿Por qué elegiste el balonmano de entre todos los deportes?
Empecé con 8 años, en categoría Alevín. Yo practicaba todos los deportes que había en Almuñécar: natación, baloncesto, tenis, kenpo… En ese momento, el que más me llenaba era el tenis, pero mi monitora, que era belga, tuvo que volver a su país y yo me quedé descolgada. Entonces, mis padres me animaron a probar el balonmano porque se entrenaba en el colegio Río Verde, justo frente a nuestra casa. Yo jamás había oído hablar de ese deporte y me explicaron que era parecido al fútbol pero que se jugaba con las manos, en vez de con los pies (risas). También me comentaron que había más niños de mi colegio, que era un deporte muy chulo y, a pesar de mi timidez, me atreví, por ver qué pasaba. Y así fue: probar, me gustó y con él me quedé.
¿Nunca te has planteado qué habría pasado si hubieras seguido con el tenis?
Pues no, la verdad, no tengo ni idea de lo que habría ocurrido (risas), nunca me lo he vuelto a plantear porque descubrí que el balonmano me llenaba bastante.
Y de practicarlo en el colegio a convertirte en jugadora profesional, ¿cómo fue el proceso?
Con 16 años era juvenil de Primera, estaba cursando bachiller en Almuñécar y ese verano me llamaron para ver si quería irme a Elda, a un equipo de primera división, para formarme, estar tres años con las juveniles y entrenando con el equipo de las mayores. Mis padres, que siempre me han apoyado, me dijeron que hiciera lo que quisiera, y decidí lanzarme a la aventura. Y ahí empezó todo: después me fui a Córdoba, más tarde, a Oviedo otros tres años, otro año más a Barakaldo y, al final, llegó Alemania.
¿Cómo fue dejar España para irte a otro país tan diferente?
Llegué a Alemania con 24 años, pero el año anterior, al estar en la Selección Española y en Primera División, ya hubo representantes que me contaban que en la Bundesliga buscaban a alguien con mi perfil. Vine a probar, pero me di cuenta de que aún no estaba preparada; me apetecía mucho, pero sabía que no era el momento. Así que me volví a España, me preparé mentalmente para afrontar el cambio y, al año siguiente, ya fue cuandoaterricé aquí. Y es que, aunque me surgieron otras ofertas, me decanté por Alemania porque quería aprender el idioma. He estudiado Turismo, las nuevas lenguas siempre me han atraído y también lo hice pensando en mi futuro profesional, para enriquecer mi currículum con los puntos que te aporta desenvolverte en un idioma como el germano.
¿Fue duro acostumbrarte a tu nuevo entorno?
Sí que lo fue. No por la gente, al contrario, mis compañeras se portaban genial conmigo y me ayudaban y me arropaban, pero es duro cuando llegas y no entiendes ni una palabra, no puedes expresarte de la manera que quieres, me sentía muy perdida. La entrenadora era muy buena, pero me habló en inglés solo un par de meses, me dijo que después de diciembre, todo sería en alemán, así que, al final, las circunstancias te obligan a aprender el idioma mucho más rápido y todo fue bien. Y pasé de no tener ni idea a tener que defenderme, a lanzarme a construir frases, aunque cometiera errores.
Esta experiencia, ¿te ha servido también para vencer tu timidez y crecer como persona, además de como profesional?
Claro, es innegable que, al final, tienes que desprenderte de ese caparazón. Es una situación en la que aprendes muchas cosas: a perder, a ganar, a hacer nuevos amigos, a cambiar de ciudad y empezar de cero… vivir aquí también te permite conocer culturas distintas, ya que entras en contacto con personas de procedencias tan dispares como Suiza, Islandia, Holanda… te hacen acercarte acostumbres de otros países y eso es genial a todos los niveles.
¿Cómo es tu día a día?¿Cómo son 24 horas en la vida de una deportista de élite?
Aburrido (risas). Es broma, no es aburrido, pero sí rutinario. Dos días en semana tenemos gimnasio y los otros dos, el despertador suena a las 6.15 de la mañana porque entrenamos de 7 a9. Después, solemos tener sesiones de fisioterapia, vemos vídeos para estudiar a los equipos rivales y los analizamos por la tarde, después de entrenar de 16 horas 18.30 horas. Así es de lunes a jueves, porque los viernes, al jugar el fin de semana, sólo tenemos una sesión de entrenamiento.
Y, en cuestión de alimentación, ¿cómo te cuidas?
Pues cada una es libre de organizarse su comida, pero está claro que tienes que intentar cuidarte porque se nota si coges peso. A la hora de correr, si estás en baja forma, te llaman la atención. Yo, ahora mismo puedo decir que me encuentro en mi mejor momento de forma y es necesario mantenerme para dar lo mejor de mí.
Pero suponemos que los días de Navidad que has estado aquí, en casa, te habrás permitido algún lujo gastronómico, ¿no?
En Almuñécar estuve en la semana de Nochebuena, y es obvio que hay comidas a las que no te puedes negar (risas), como unos buenos huevos fritos o la lasaña que cocina mi madre.
Hablando de volver a casa por Navidad, ¿la echas de menos?
Pues no sé si es echar de menos, porque estoy acostumbrada a estar fuera desde muy joven, pero sí es cierto que la cojo con muchísimas ganas cada vez que voy. Estoy tan a gusto dentro de casa y, cuando salgo a dar un paseo y admiro el paraíso que es Almuñécar, lo disfruto muchísimo. Cada vez que me voy, me embarga la pena, pero en cuanto llegas a tu rutina otra vez, cambias el chip y solo piensas en jugar bien.
Y, sabiendo que vienes tan pocos días, ¿cómo te organizas para aprovechar bien el tiempo?
Reconozco que antes era más de calle, me gustaba reunirme con muchos amigos fuera, pero ahora soy más de casa, prefiero que en esos días venga la familia a verme y no planear nada más allá porque quiero estar con ellos y disfrutarlos. También me gusta salir con mi padre a caminar, es una actividad que él hace habitualmente y en esos días me sumo a él para disfrutar de su compañía y del paisaje.
¿Quiénes son tus ejemplos a seguir en el plano personal y en el deportivo?
Uff, qué difícil… a nivel personal, mis espejos son mis padres, porque no conozco a nadie más cercanamente que a ellos y son los que me inspiran a crecer como persona, los que me han inculcado todos los valores que tengo. Son valores que empiezas a apreciar con la edad y, para mí, son los mejores. Profesionalmente, tengo muchas jugadoras que me gustan. Admiraba mucho OanaChirila, que jugaba en mi posición de la categoría superior de mi equipo de Elda. También me fijaba en Isabel Bastero, por sus valores y por lo buena que era jugando. Ahora que conozco a “Las Guerreras”, hay muchas en las que fijarme, como en la gran Silvia Navarro, además de por su juego, sobre todo, por su personalidad, porque es buena compañera y muy humilde.
Hablando de “Las Guerreras”, ¿cómo has vivido tu magnífico debut en el Mundial?
Pues es verdad queestoy siendo convocada desde hace años por la Selección, pero siempre ha sido para participar en concentraciones con el equipo, partidos amistosos, torneos, preparatorios de mundiales, europeos ojuegos olímpicos, aunque siempre me he quedado a las puertas de las grandes citas. Pero esta vez, me llamó directamente el entrenador. Fue sólo dos semanas antes de empezar la preparación y quedaban tan pocos días que yo pensaba que otra vez me quedaba fuera. Cuando me dijo que nos veíamos el 21 de noviembre yo no entendí muy bien a qué se refería (risas). Le pregunté que si era para el Mundial y me contestó que sí, pero no me lo terminaba de creer (más risas), así que me lo repitió y me puse súper contenta. Ahí he estado, trabajando físicamente pero también a nivel mental, porque la experiencia es muy bonita pero muy exigente, al mismo tiempo; son muchos partidos contra selecciones muy buenas. Ha sido una gran responsabilidad, sabiendo que íbamos pasando de ronda y teníamos que estar a tope de nuevo para el próximo partido. Por otro lado, jugar en casa nos ha dado un plus de ánimo y ha sido una verdadera pasada.
Justo antes de empezar el campeonato, se lesiona Lara González, el baluarte del equipo en defensa, y tienes que asumir tú su posición, ¿cómo afrontaste ese momento?
Pues nos quedamos todos como si nos hubieran echado un jarro de agua fría, fue una verdadera pena, pero quedarnos cortas de jugadoras también me dio la oportunidad de jugar más minutos. Todo surgió así y he tratado de estar al máximo, a tope para dar lo mejor al equipo.
Y tan a tope estuviste que, incluso, fuiste elegida Mejor Jugadora del Partido contra Croacia. ¿Cómo acogisteis tanto tú como el resto del equipo esta distinción?
Yo me quedé bastante sorprendida, estaba hablando con una compañera y apenas prestaba atención a ese momento porque no pensaba que me fuera a tocar a mí, pero cuando dijeron mi nombre, dije, ¿en serio, me han nombrado? (risas), y las compañeras, súper bien, todas me dijeron que me lo merecía, que había jugado casi todo el partido desempeñando un buen papel tanto en defensa como en ataque y robando balones… hay muy buen ambiente dentro del equipo. Si no, no habríamos llegado hasta donde lo hemos hecho.
¿Cuál crees que ha sido el secreto para haberlo hecho tan bien en el Mundial, a solo un paso de que el Bronce se quedara en casa?
Bueno, el secreto siempre es el trabajo duro, contar con un gran equipo técnico y buen rollo entre nosotras, pero, al final, cuando vas perdiendo, aunque lo estés haciendo bien, hay que buscar la técnica para hacerlo mejor, sobre todo, en cuestiones de táctica. Hay cosas que las jugadoras no vemos sobre el terreno y ahí está el entrenador para ayudarnos a intentar que las rivales aminoren la marcha o no metan más tantos. En esta ocasión, no fue posible.
Han sido muchos los halagos que han proferido los especialistas en balonmano hacia las nuevas incorporaciones del equipo. ¿Estamos en el buen camino para una renovación de la Selección absoluta?
Nosotras siempre acogemos los comentarios con los pies en el suelo, vamos paso a paso, nunca hemos creído que fuéramos a llegar al siguiente paso sin más, porque te enfrentas a selecciones muy buenas y es muy complicado ir pasando de ronda, puedes caer a la siguiente;nos enseñan a ir poco a poco y es así como la selección engancha, porque vamos partido a partido, sin pensar más allá del siguiente encuentro, ilusionándonos jornada a jornada.
¿Crees que has tenido que sacrificar muchas cosas por dedicarte profesionalmente al deporte y salir de casa tan pronto?
Sí que se renuncia a mucho, pero al final, es tu estilo de vida y te gusta. Desde los 16 años, me he perdido muchos momentos importantes de la familia y amigos, tampoco puedotener unas vacaciones cuando quiera o fines de semana, eso no existe. Es lo que hay, pero te compensa porque es lo que te gusta hacer y lo disfrutas. Afrontas situaciones muy duras porque cada semana tienes un examen, un partido, a veces ganas, otras, pierdes… y no todo es que estés bien físicamente, porque hay momentos en los que a nivel emocional no estás al cien por cien, y al final, te afecta, pero tienes que aprender a hacerte fuerte, por duro que pueda ser en determinadas circunstancias. Es sacrificado, pero pones la balanza y siempre gana lo positivo, se te olvida lo malo.
Siempre has destacado la importancia de las sesiones fisioterapéuticas. En cuanto a lesiones o dolores musculares, ¿cómo te encuentras?
De momento, toco madera. Normalmente, convives con puntos que te molestan, comoel hombro, la espalda, los dedos pero nada importante que me impida jugar, y eso es lo más importante.
¿Cuál es tu objetivo más inmediato?
En Alemania, quedar lo mejor posible esta temporada con el equipo, porque es un año complicado en el que nos hemos quedado con poquita gente, y hay que intentar estar lo más arriba posible. Seguir centrada en mi club y haciéndolo lo mejor posible para que me vuelvan a llamar desde la Selección Española. Antes de terminar, tengo que agradecerte que hayas logrado reunir a toda Almuñécar, a todas las familias, delante del televisor, animándoos y vibrando con cada uno de vuestros partidos. Gracias a vosotros. Ese apoyo lo hemos sentido todas las jugadoras, y yo también. Me he pasado el Mundial con el móvil lleno de mensajes de cariño, incluso de personas a las que no les gustaba el balonmano y han terminado siguiéndonos. Hasta en las redes sociales, aunque no soy muy activa, sí he notado un incremento increíble en el número de seguidores.