En cualquier caso, lo ocurrido el lunes en Cádiz no hizo sino poner cuesta arriba una semana en el transcurso de la cual se ha ido acrecentando cierta incertidumbre. Ni siquiera las palabras de Rafael Velasco mostrando una fe ciega en la propuesta de la ejecutiva local del PSOE calmaron los ánimos. Sólo cierta dosis de realismo -¿qué partido va a atreverse a estas alturas a proponer otro candidato?- fue suministrando algo de cordura entre los partidarios de la alcaldesa, que seguían sin comprender -a lo mejor no tanto- los intentos por descabezar una candidatura respaldada por una amplísima mayoría y ante la que no hubo oponente.
Al mismo tiempo, empezaron a desvanecerse algunas de las teorías esgrimidas en contra de Pilar Sánchez; entre ellas la de la pérdida de la Diputación. Tal y como explica hoy en este periódico Younes Nachet, pueden ser más decisivos para el futuro de la presidencia provincial los partidos judiciales de Chiclana, San Fernando o El Puerto que el propio Jerez, más aún de cara a buscar probables alianzas que dejen fuera a los populares. De hecho, las únicas cuestiones que han planteado serias dudas entre los dirigentes socialistas están relacionadas con los procesos judiciales abiertos en estos momentos contra la alcaldesa, aunque tampoco estará tan claro cuando desde la ejecutiva regional se ha dado el paso definitivo “y sin letra pequeña”, como advertía y parecía personalizar ayer José Antonio Griñán. El presidente de la Junta, del que se decía había rehuído recientemente de la propia Pilar Sánchez en un acto público, no sólo mostró su “apoyo y confianza total” en la candidata, sino que hizo alusiones expresas a su labor en favor del partido y, al finalizar el acto, aprovechó para arroparla cariñosamente junto con la alcaldesa de Sanlúcar.
Lo cierto es que tiene por delante un trabajo más que complicado, agravado por la escasez de tiempo, un problema de comunicación de la gestión -Zapatero reclamaba ayer que todo lo que se está haciendo por la ciudadanía “hay que explicarlo”, convencido de que la pérdida de respaldo en el electorado se debe a que se desconoce lo que se hace- y el avance del PP, que en Jerez es más que una clarividencia. Sólo si de verdad se ha pasado página, se han superado las diferencias internas y encuentra el respaldo de todos y la disposición por el trabajo podrá reencontrar el camino que le llevó a la victoria en 2007. Caso contrario sólo le quedará rendirse y, en alguna que otra ocasión, caer en el síndrome del futbolista, el que sueña cada noche con jugar la prórroga de un partido que acaba de perder.
Rafael Velasco como Peter Griffin
A Rafael Velasco le han colocado la etiqueta de advenedizo -hay quien se resiste a los tiempos de cambio que debe asumir a corto plazo el PSOE andaluz-, y todavía no le perdonan determinadas e inexpertas salidas de tono. Esta semana protagonizó una de ellas, aunque el tiempo le ha dado la razón y, por supuesto, al que le dio permiso para incurrir en ella. Lo de “y no es un latiguillo”, sonó como aquello que suele decir Peter Griffin: “¡Zas! En toda la boca”.
En busca de referentes económicos
La crisis nos ha hecho adictos a los dictámenes económicos de los expertos. Estamos en la permanente búsqueda del gurú que calme nuestros ánimos, que nos muestre el camino hacia la recuperación. Esta semana, el presidente de Cajasol, Antonio Pulido, ofreció en la Academia San Dionision su diagnóstico de la situación: “Asistimos a un auténtico cambio de era, a un nuevo escenario que se erige como sucesor histórico de la revolución industrial”. E incidió, a quien corresponda, en una necesaria reforma educativa “para ganar definitivamente la gran batalla de la productividad”.