En el transcurso del próximo año, Izquierda Unida tendrá que decidir cómo comparecerá en las próximas elecciones municipales. De momento cuenta con el aval de dos años que comienza a ser reconocido no sólo desde las encuestas, lo que refuerza su posición a la hora de abordar la posibilidad probable de una candidatura en coalición con Podemos.
“A diferencia de a nivel nacional, aquí las negociaciones con Podemos serán de tú a tú, y sin ningún complejo. No somos menos que nadie”
Respaldaron la investidura de Mamen Sánchez confiados en cambiar el rumbo de la ciudad, en impulsar un gobierno del cambio, ¿se ha producido?
—Entendemos que no. Éramos exigentes entonces con el acuerdo suscrito, y creemos que no cumple con las expectativas. Es cierto que se ha virado el rumbo que llevaba la ciudad. Ya no se habla de privatizaciones, sino de municipalizaciones, pero no es suficiente. Esta ciudad tiene muchos problemas como para que necesitemos un gobierno audaz, valiente y capaz de tomar decisiones. Necesitamos un gobierno con un proyecto para esta ciudad y no uno que se limita a estar e ir sofocando los problemas que van surgiendo.
¿Ve empeñado al Gobierno en conseguir ese cambio en los dos años que quedan por delante?
—En absoluto. La sensación es que no es que tenga malas intenciones, sino que le falta proyecto político. Hay que inyectar liderazgo a la ciudad. Es un gobierno de perfil bajo que no termina de dejarnos claro su proyecto para la ciudad. Sus decisiones de mayor calado han sido incluso impulsadas desde IU, caso de la municipalización de la ayuda a domicilio, o las inversiones que hemos propuesto para ser financiadas con fondos Edusi. El Gobierno ha entrado en una espiral espesa que lo ralentiza todo y que casi se confunde con la parsimonia, y esta ciudad necesita más agilidad.
¿Por qué fue imposible alcanzar un tripartito?
—A estas alturas del mandato el PSOE tenía ya otras miras. Gobernaba con seis concejales de facto y ya habían tomado posiciones, y el entrar nosotros suponía varias cosas, entre ellas, compartir ese espacio de poder y dejar de ocupar determinadas posiciones, con todo lo que supone, incluido desde el punto de vista económico de cada delegado. Lo que teníamos claro es que no íbamos a entrar de cualquier manera, sino en función de una serie de garantías para poder aplicar nuestras políticas. Entrar sin esas garantías sólo habría servido para calentar sillones y no era ése nuesrto propósito.
¿No fue una cuestión de sillones, porque en lo programático parecían de acuerdo?
—A nosotros nos dio la sensación de que sí, que al PSOE le costaba dejar el apego que le había cogido a los sillones. Dimos el paso porque este gobierno no terminaba de funcionar, y de hecho nunca hubo problemas en llegar a un acuerdo en lo programático, porque el PSOE lo firma todo, pero el problema está en la práctica política y no nos daban garantías de poder gobernar de tú a tú.
¿Le ha decepcionado la labor o el papel de Ganemos en estos dos años? Se lo pregunto porque ustedes son dos concejales, y han sido mejor valorados que la agrupación de electores
—El trabajo de Ganemos no somos quién para valorarlo. Trabajamos desde el espacio que tenemos en IU para intentar aportar soluciones, con independencia del número de concejales que tengamos, y en ese sentido sí estamos muy satisfechos con el trabajo realizado. Probablemente hemos sido el grupo más proactivo en presentación de propuestas. IU es quien está demostrando que es quien tiene proyectos para la ciudad y lo estamos poniendo encima de la mesa constantemente. Hemos demostrado que tenemos proyecto de ciudad. Serán los jerezanos los que tengan que valorar quién tiene proyecto y quién es más solvente. Con Ganemos no hemos tenido una mala relación en ningún momento.
No le preguntaba desde el punto de vista de valoración expresa del trabajo de Ganemos, sino por la sensación que queda de que los partidos de izquierda que posibilitaron el gobierno del PSOE han perdido la oportunidad de copar más protagonismo entre los dos o se hubiera diluido aquél entusiasmo de hace dos años...
—Ese bloque que podría haber trabajado por la ciudad no ha terminado de funcionar pero no por culpa de Ganemos, sino por culpa del gobierno socialista, que no ha sido capaz de atender nuestras reivindicaciones. Firmamos el pacto con unas expectativas y esta ciudad no ha avanzado. No hay grandes conflictos, pero tampoco grandes proyectos. Tenemos un gobierno que está, deja pasar los días, pero no se avanza en nada, y eso ha hecho que la relación entre los tres se ha ido debilitando.
Usted mismo se encuentra entre los líderes mejor valorados y eso le deja en una muy buena posición para volver a liderar la candidatura, la cuestión es ¿cuál?, ¿IU?, ¿Unidos Podemos?
—Es cierto que todavía no hemos abordado ese tema y tendremos que evaluar los distintos escenarios y para ver las personas que podrán defender mejor una candidatura, ya sea de Unidos Podemos o de IU en solitario. Tenemos dos cosas claras; una es que IU se presentó en 2015 defendiendo un proyecto político concreto y fuimos en solitario después de abordar una posible coalición. En 2019 nuestra posición es la misma: si Podemos está dispuesto a trabajar de tú a tú con nosotros, y la relación con ellos es buena, hay un gran trabajo por realizar. Después, cómo se conformaría esa candidatura, nosotros tenemos claro que a diferencia de lo ocurrido a nivel nacional, aquí abordamos las negociaciones de tú a tú y sin ningún tipo de complejos, por la implantación que tiene esta organización, por su capital político y por el proyecto que estamos poniendo encima de la mesa. No somos menos que nadie y reivindicaremos el espacio que ya tenemos en la ciudad.
De todas formas, uno más uno no suman dos, como se vio en las generales...
—Son análisis que tenemos que hacer. Todavía queda demasiado tiempo y las cosas están cambiando de forma frenética en política. Podemos también tendrán que hacer sus análisis y llegado el momento tendremos puntos de apoyo suficientes para saber en qué manera nos puede beneficiar acudir juntos a unas elecciones municipales o si puede existir un riesgo de que más de sumar acabemos restando.
¿Cuáles siguen siendo las principales carencias de la ciudad, aquellos aspectos en los que debería incidir el Ayuntamiento?
—El paro es el problema que más preocupa, pero es consecuencia de una falta de modelo. Esta ciudad dependió muchos años de la industria del vino y desde la crisis de las bodegas no hemos sabido encontrar nuestro sitio. Apostamos por el ladrillo hasta que estalló la burbuja. Hacia dónde tenemos que caminar, pues entendemos que el sector agroindustrial en esta ciudad es ínfimo y hay que apostar por la industria de transformación para conservar la plusvalía de producción de nuestros campos. Lamentamos la falta de una apuesta política de PP y PSOE por el PTA. Hay que desestacionalizar el turismo y vincularlo a una rica oferta patrimonial, cultural, ecológica... y no se avanza. Tenemos una oportunidad con los Edusi y la ITI, porque llevamos muchos años con las luces cortas y esta ciudad necesita poner las luces largas para saber hacia dónde se dirige. Hay situación de emergencia social muy grave y el Ayuntamiento no tiene instrumentos para combatir eso. Si no apostamos ya por un modelo de ciudad y un modelo productivo, vamos a estar continuamente en la situación actual.
Han realizado numerosas propuestas, la última el Plan de Pobreza energética, ¿pero cuántas se han hecho realidad, porque se suelen quejar de que en el pleno les dicen a todo que sí pero después nada sale adelante?
—Hemos avanzado más con propuestas fuera del pleno, como ha ocurrido con el ámbito de desarrollo rural, o con la municipalización de la ayuda a domicilio y del alumbrado público, y paralelamente hemos trabajado en los proyectos que se han presentado para la Edusi, como la peatonalización de la plaza de las Angustias, que es el punto de partida hacia una estrategia de modelo de ciudad en el centro histórico. Se están trabajando también algunos proyectos como los suministros mínimos vitales en materia de luz y de agua, o el proyecto Tierras de Sidueña para la ITI, que lo estamos viendo con el Gobierno y estamos convencido de que podemos ponerlo en marcha. Empujando mucho vamos avanzando lentamente y consiguiendo cosas.
Han hecho especial hincapié en el mundo rural, incluso han criticado al PSOE de usar el Ayuntamiento para atacar a las ELA que presiden ustedes, ¿ve nerviosismo en los socialistas por perder protagonismo en la zona rural?
—El PSOE tiene la tendencia a creer que la zona rural es su cortijo, y no lo es. La gente se da cuenta del trato que está recibiendo, y no hablo solo de las ELA donde gobernamos nosotros. Basta acercarse a cada una de ellas para ver cómo se encuentran. Los ciudadanos de la zona rural no son ciudadanos de segunda. Creemos que el PSOE, lejos de entrar en batalla partidista con nosotros o cualquier otro partido, lo que tendría que hacer es una reflexión y pensar qué está haciendo por los ciudadanos de la zona rural.
Usted criticó que el gobierno no se tomara en serio la comisión de desarrollo rural, ¿se ha avanzado en algo?
—Hubo un punto de inflexión, porque era el gobierno el que ponía obstáculos mientras los demás grupos hacían propuestas. Afortunadamente, para salir de ese bloqueo propusimos suscribir un acuerdo político y la situación cambió desde entonces. Estoy muy satisfecho, ya que hemos conseguido lo que nos proponíamos, que era ponernos de acuerdo en soluciones para los vecinos de la zona rural, y ése es un modelo de enfoque de la política que tenemos que seguir explorando a nivel local.
Defendieron que habían logrado virar el presupuesto de 2017 hacia la izquierda, ¿teme que la acción social se vea perjudicada si el Ministerio de Hacienda exige recortes o que la solución pase por subida de impuestos?
—Nos preocupan ambas cosas, pero por encima de todo que tengamos un gobierno que sea incapaz de ver que los recortes que nos exige son inasumibles. Si los aplicáramos estaríamos poniendo en peligro la prestación de servicios básicos. No es cuestión de no pagar la deuda, pero no se puede perder la perspectiva de la situación.
Han puesto en tela de juicio la aplicación de los fondos ITI, ¿qué ha sido de las propuestas que plantearon a la comisión de seguimiento?
—Estamos avanzando en un acuerdo con el gobierno para que defienda ante la comisión la aprobación del proyecto Tierras de Sidueña. Y nos preocupa que el Ministerio y la Junta utilicen la ITI para ir colgándose medallitas. Nos molestó cuando vino Susana Díaz y nos dijo, sin que esta ciudad hubiera tenido un debate al respecto, que con la ITI se iba a hacer el centro del Motor. Probablemente sea una buena noticia, pero ¿es una prioridad para Jerez? El Gobierno local tiene que defender su posición y abrir un debate ante estas cuestiones, para defender los intereses de la ciudad y no convertirnos en franquicia de la Junta y que nos digan qué es lo que hay que hacer en Jerez. Nos preocupa además que en el reparto la Junta tenga una perspectiva de provincia que no es la nuestra. Hay un desequilibrio tremendo en el reparto de fondos entre la campiña y la zona de la Bahía, y el Ayuntamiento tiene que levantar la voz contra ese tipo de políticas.
¿Qué han aprendido ustedes de estos dos años?
—Hemos aprendido que necesitamos en 2019 tener un voto más que el PSOE. No podemos depender del PSOE si queremos cambiar las cosas. Podemos avanzar en cuestiones y medidas, pero si queremos inyectar cambio a la ciudad tenemos que depender de nosotros mismos y eso pasa por superarles en las elecciones, y es el objetivo que nos hemos marcado.
Da por hecho que en 2019 será necesaria una nueva alianza para hacer posible la investidura de un gobierno de izquierdas o no del PP, pero ¿cree que habremos aprendido algo de lo ocurrido hace dos años?
—Espero que sí, que la gente tome nota, del papel que desempeña cada uno. No nos gusta subestimar a los electores. Cuando la gente vota en una dirección es por algo, y si no te votan es porque algo no se hace bien. Pero somos optimistas. Hablamos con la gente y percibimos cosas, y quien siga la actualidad política será consciente de que hemos sido los únicos que hemos estado planteando proyectos. A partir de ahí, entiendo que vamos camino de nuevo de unas elecciones muy polarizadas y con un resultado muy incierto, un escenario sin mayorías absolutas y es bueno si se trabaja bien. El problema es cuando se gobierna en minoría y se actúa como si se tuviera mayoría.