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Jueves 02/05/2024  

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Muchas dudas en Málaga sobre el Observatorio de Agresiones a profesionales de la salud

El Colegio Médico de Málaga, el Sindicato Médico y el de enfermería, SATSE, evalúa la creación de un nuevo mecanismo contra los ataques en la sanidad pública

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  • Protesta por una agresión en Atención Primaria. -
  • Entre el escepticismo y al esperanza ante el aumento exponencial de agresiones que se padece especialmente Málaga
  • Recuerdan que las denuncias por ataques físicos son la punta del iceberg solo y que en el caso de los verbales se acaban asumiendo en el día a día
  • Abogan por educar y concienciar a los usuarios y porque haya más sanciones aunque sean de tipo administrativo para los agresores

Del escepticismo del Sindicato Médico de Málaga al “todo suma” del Colegio Oficial de Médicos, hay muchas cuestiones que matizar tras la creación del Observatorio de Agresiones a Profesionales del Sistema Sanitario Público en Andalucía.

Se trata de un nuevo órgano donde participan colegios profesionales, sindicatos, asociaciones de pacientes, sociedades científicas y Fuerzas y Cuerpos de Seguridad creado por la Junta de Andalucía que, según declaró la consejera de Salud, Catalina García, será un "mecanismo de gran utilidad para disponer de la opinión y la experiencia de personas externas y expertas en situaciones de violencia y agresión", al tiempo que aportará ideas, planes, proyectos, y se podrá evaluar la eficacia de las medidas realizadas por la Consejería y el Servicio Andaluz de Saludr a este respecto".

Pero, ¿convence a los profesionales en una provincia como Málaga, la más afectada por las agresiones denunciadas a profesionales de la salud?    

Teresa Valle, delegada de Atención Primaria del Sindicato Médico de Málaga (SMM), muestra un claro escepticismo, partiendo de que desea que “ojalá tengo impacto y sea útil”, pero, poniendo el acento en que lo importante es que “se plasmen medidas de forma inmediata”, no solo que se dedique a estudiar a analizar, porque “se necesitan soluciones”. Y porque, recuerda que ya existe un plan de prevención contra agresiones aprobado en 2020 que “parecía la solución definitiva a la escalada de agresiones, pero que no se ha implantado ni se ha medido”.

Valle lamenta que “sube el número de agresiones de forma exponencial” porque en el primer semestre de este año en Málaga “casi se ha duplicado la cifra del segundo semestre” del pasado 2023. Y esto, incidiendo siempre, en que se trata de cifras de ataques registrados, porque, recuerda que a diario hay una infinidad de agresiones verbales que se acaba por no denunciar, ante la excesiva burocracia que se requiere.

Para el doctor Pedro J. Navarro, presidente del Colegio Médico de Málaga (CONMÁLAGA), “todo suma”, aunque recuerdan que en este campo de las agresiones (ellos tienen registradas ya 23 en lo que va de año cuando el pasado, en total, se denunciaron 22), llevan trabajando hace tiempo, como con el pionero teléfono de atención urgente atendido durante 24 horas los siete días de la semana, pese a lo cual recalca, lo que se denuncia es solo “la punta del iceberg”.

Esta es una cuestión en la que también incide Alfonso Calvo Soto, secretario de acción sindical del Sindicato de Enfermería (SATSE) de Málaga, en que en que en Málaga muchas agresiones certificadas, pero también muchos profesionales que acaban asumiendo lo que pasa por “la situación de estrés y tensión que el usuario”. Así, las físicas “si se denuncian y están bien documentadas” pero, en numerosas ocasiones, “las verbales quedan en el olvido o no se denuncian o expresan a los cargos intermedios”, según Calvo que concluye que “en enfermaría entendemos que son más numerosas de lo que se dice”.

Aún así, considera que el Observatorio “o lo que proponga” debe ir en la línea de explicar al paciente que “no somos los culpables, somos víctimas del propio sistema e intentamos paliar con nuestro estrés, esfuerzo y sobrecarga emocional, evitar los defectos del sistema”, por ello, ante las agresiones,  “lo que pedimos es a la sociedad que sea consciente de que estamos solventando los problemas el sistema, y que si nadie es merecedor de un ataque, en este caso, nosotros menos”.

Más sanciones

Valle y Navarro coinciden en que se articulen más sanciones a los agresores, que no necesariamente tienen que pasar por lo penal, sino que pueden ser de carácter administrativo. Que el agresor no pueda volver al centro donde ha realizado el ataque señala el presidente de COMMÁLAGA, que también recalca la necesidad de hacer llegar a los usuarios el mensaje de que “el médico no es culpable de la deficiencias el sistema, porque solo pone la cara, no es responsable de lista de espera o que no se prescriba un medicamento o que se prolongue en llamar para una intervención quirúrgica”, por ello, asegura, “hay que respetarlo y no romper la confianza entre paciente y profesional”.

La representante del SMM lo señala con su experiencia, de ir a juicio y que las sanciones sean mínimas, por lo que, también coincide en la necesidad de que haya castigos administrativos, con identificación de los agresores y que “tenga consecuencias”, porque, asegura, “las órdenes de alejamiento se saltan”.

No ven normal, en cualquier caso, tener que volver a encerrarse en una consulta aislados con alguien que ya les ha agredido en otra ocasión.

Porque todo influye, como señala muy gráficamente el secretario de acción sindical de SATSE Málaga: “Están las secuelas psíquicas, el estrés emocional, quedarse sola o solo tras de una puerta cerrada y ver un paciente que está agitado”, algo que “no se puede cuantificar” y que asegura “es nuestro día a día” aunque se tengan mecanismos  y se gestionen los conflictos, nada justicia una agresión, y menso física.

Lo describe también Valle que asegura que ve a muchos médicos “quemados en sus puestos de trabajo”, como en Atención Primaria, donde “el estrés es tremendo y crece tras la pandemia”, donde “las vacaciones o las bajas no se cubren ni ha habido presupuesto específico”, lo que hace  que se cree “un estrés o presión en el médico en el que “la agresión es la puntilla que deja una sensación de impotencia”.

Nada justifica, concluye el presidente de COMMÁLAGA, “acudir a trabajar con miedo a que te puedan agredir, es duro” porque a quienes pasan por ese trance, después, les queda “una especie de shock postraumático que le dificulta ir a trabajar” para encerrarse en la consulta con los pacientes.

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