Los ministros de Economía y Finanzas de la eurozona, el Eurogrupo, no lograron este miércoles llegar a un acuerdo sobre todo el paquete de medidas para reforzar la eurozona que han negociado durante el último año y que debía llegar cerrado a la cumbre europea de la próxima semana.
Los socios comunitarios no fueron capaces de finalizar la reforma del tratado del fondo de rescate de la eurozona, ni de consensuar un programa para poner en marcha el Sistema Europeo de Garantía de Depósitos, según varias fuentes europeas.
La reunión, que se ha prolongado durante más de siete horas, terminó a media noche y el presidente del Eurogrupo, Mário Centeno, informará de los resultados en una rueda de prensa el jueves a las 9.30 horas.
En diciembre de 2018, la Unión Europea acordó trabajar en una serie de iniciativas para mejorar la capacidad de respuesta del área de la moneda única ante futuras crisis, de modo que cuando la próxima azote no sea necesario legislar a marchas forzadas como ocurrió con la crisis financiera.
El paquete debía contar con tres pilares: un embrionario presupuesto de la eurozona para mejorar la convergencia y competitividad, una hoja de ruta para negociar a nivel político el Sistema Europeo de Garantía de Depósitos y una reforma del fondo de rescate europeo que le dé más competencias y mejore sus herramientas de financiación preventiva cuando los países atraviesen dificultades.
La reforma del Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE) se pactó en junio y desde entonces se han ido haciendo las modificaciones necesarias en el tratado que regula este fondo de rescate, de modo que solo quedan algunos flecos por cerrar.
Sin embargo, la polémica surgida en los últimos días en Italia a cuenta del MEDE ha impedido finalizar la que, a priori, era la medida menos problemática.
Tanto La Liga como el Movimiento Cinco Estrellas, partidos que conformaban el Gobierno italiano cuando se aprobó la reforma, han pasado a criticarla por considerar que perjudicará a Italia, mientras que el ahora gobernante Partido Democrático la defiende.
Detrás de la polémica está la introducción en las reglas del MEDE de las cláusulas de acción colectiva (CAC, en jerga financiera) de agregación simple, que en la práctica facilitan aún más que los acreedores tengan que asumir quitas si hay una reestructuración de la deuda soberana.
El temor es que esto pueda elevar los costes de la deuda italiana.
Según fuentes europeas, Italia habría solicitado reabrir el acuerdo pactado en junio por al no poder aceptar ahora estas cláusulas, a lo que se habrían negado otros países.
Centeno ya había dicho a su llegada al Eurogrupo que no veía necesidad de reabrir el acuerdo, mientras que el nuevo comisario de Economía, Paolo Gentiloni, aseguró que la reforma "no daña" a Italia.
Por otro lado, los ministros no han logrado pactar una hoja de ruta sobre los pasos que serían necesarios para crear el fondo europeo de garantía de depósitos, una medida que lleva sobre la mesa desde 2015 sin salir adelante.
Los países difieren sobre las condiciones que deben darse para ponerlo en marcha. Algunos reclaman que se adopten medidas dirigidas a mitigar los riesgos de la banca, como controlar su exposición a la deuda soberana de su propio país o exigirles colchones de capital por ella, a las que otros se oponen.
En cuanto al presupuesto de la eurozona, el Eurogrupo ha logrado acordar en estos meses sus bases y no se esperaban cambios en esta reunión.
De cara al año que viene, queda por decidir su financiación, que tendrá que pactarse durante las negociaciones del presupuesto 2021-2027, y si podrá complementarse con contribuciones adicionales de los países del euro.
La propuesta presentada esta semana por la presidencia de la UE plantea dotarlo con 12.903 millones de euros, una cantidad inferior a los 17.000 millones que se habían barajado hasta ahora en la negociación.
Según lo pactado hasta el momento, los países podrían usar estos fondos para financiar reformas estructurales o inversiones.