Sarcástico y simpático, Umberto Eco, uno de los intelectuales más reconocidos de los últimos tiempos, con más de cincuenta libros a su espalda y con centenares de artículos y traducciones, mantuvo ayer un encuentro con la prensa horas antes de recibir este galardón, que poseen otros intelectuales y creadores como Carlos Fuentes, Pierre Boulez, Antoni Tápies o Umbral.
Y a la pregunta de qué es lo que pasa con los italianos, que mantienen en el poder a Berlusconi, el autor de "El nombre de la rosa" contesta categóricamente.
“No pasa nada –dice–, los italianos están todos así; primero apoyaron al fascismo. Lo abandonamos cuando ya había un millón de ciudadanos muertos. Luego aguantamos cincuenta años de democracia cristiana, y ahora se vota a un personaje que cuenta chistes y se muestra como un caudillo. Ahora hace falta que Berlusconi haga morir a un millón de italianos, pero yo estoy viejo para ver eso, y si esto sucede me exiliaría en España”, explica con humor.
Umberto Eco, que a sus 77 años mantiene una agilidad asombrosa y un discurso cargado de energía, considera que el libro impreso no desaparecerá por el electrónico: “No nos podremos librar de los libros –dice–. Hoy (por ayer) he visitado la Biblioteca Nacional y he visto libros de quinientos y mil años; sin embargo, no sabemos cuánto puede durar un disquete de ordenador. Yo no podría leer a Proust en digital, sería imposible”, asevera.
Y una cosa tiene clara: “Si yo tuviera que dejar un legado para el futuro, lo dejaría en libro, no en digital”.
Pero respecto al periódico, no se muestra tan optimista. A mí, me gusta abrir las hojas del periódico (es un lector empedernido de la prensa mundial) tomando el café por la mañana, pero ya no tengo claro que eso sea lo que piensa mi nieto”.
“La amenaza de la libertad de prensa –argumenta el profesor– ya no tiene que ver con dictadores o con censuras, sabemos que está la Rusia de Putin o Corea del Norte, pero eso no pasa en la mayoría de los países. Para hacer un periódico hacen falta 40 páginas de publicidad y el periódico está obligado a conseguir muchas noticias para sobrevivir, y no están dispuestos a librar la batalla. Hoy hay una censura por exceso de información”.
Umberto Eco también se muestra pesimista con el futuro de la televisión pública.