Para los ganadores, este premio, que cumple ya su tercera edición, ha servido para que la historieta goce de reconocimiento oficial “del que ha carecido durante muchos años”, según Hernández Cava, y realza un género que desde los años ochenta sufre “una especie de enfermedad crónica, pero no acaba de morir”, ha asegurado Seguí.
Ambos galardonados coinciden en sendas entrevistas telefónicas con Efe en que en el cómic hay un desequilibrio entre talento e industria.
Seguí sostiene que la industria impone ciertas limitaciones a la parte creativa del cómic español, que “goza de muy buena salud”, y cita entre sus referentes a Miguelanxo Prado, Miguel Gallardo o a los anteriores ganadores de este Premio Nacional que concede el Ministerio de Cultura, Paco Roca y Max.
Hernández Cava ha lamentado que el elenco de autores “de una valía sorprendente, que no tiene parangón en ningún otro país”, que tiene España se vea obligado “a exiliarse laboralmente por carecer de una industria”.
Las serpientes ciegas, que recibió el premio a la Mejor Obra al Mejor Guión en la pasada edición del Salón Internacional de Cómic de Barcelona, es un viaje en color al final de los años treinta, que mantiene dos tramas paralelas.
En esta línea, los autores de Las serpientes ciegas defienden la historieta como un medio de reflexión que está a la altura de cualquier otro.
“Este medio es adulto desde que nació, y nadie dice que el cine sea para adultos porque su peso gravite sobre la imagen”, sostiene Hernández Cava, cofundador, en 1972, del colectivo El Cubri, destinado a producir el cómic político perseguido por la censura.