La cantante Lourdes Hernández, de nombre artístico Russian Red, ha levantado ampollas con unas declaraciones que algunos consideran escandalosas. A la pregunta “¿izquierdas o derechas?” contestó con un inocente “si me tengo que decantar, derechas”. La revelación fue publicada en la revista Marie Claire.
De inmediato, el diario El País pulsó la opinión de varios artífices del pop hispano ante ante tan sorprendentes palabras. Sobresale el parecer de Nacho Vegas, que afirma que “cualquiera que se declare de derechas ha de ser un cretino o un cabrón”.
La primera conclusión a la que llego es que mi reloj popero debió quedarse parado hace ya demasiado tiempo, porque no me suenan de nada ni Lourdes Hernández ni Nacho Vegas. La segunda, que mal vamos si toda la izquierda muestra tanto respeto como este Vargas por quienes no abrazan su credo político.
Del suceso extraigo una tercera conclusión no menos inquietante que la anterior. Cómo es posible que un periódico de referencia trivialize de este modo con asuntos que uno supone de mayor trascendencia. Quiénes son estos artistas, a los que casi nadie conoce, para colocar marchamos de democracia sobre el lomo del resto de ciudadanos.
La imparable evolución de internet -y con ende de la piratería informática- ha justificado en estos últimos años el lamento de no pocos artistas, que han visto mermados sus ingresos. No estaría de más que además de tratar de poner puertas al campo hicieran examen de conciencia y analizaran los motivos que provocan tanta desafección a su causa. Y que en vez de jugar al levantamiento de la ceja o a defender la alegría se dedicaran a hacer lo que se supone que saben, ya sean de izquierdas o derechas, cuestión que por cierto me trae al pairo.
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