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J. M. Zájara: “Soy incapaz de vivir una Semana Santa que no sea la de Conil”

El joven conileño cantó su primera saeta con 12 años de edad y desde el inicio de la Cuaresma ya se prepara para hacerlo este año

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  • Juan Miguel Zájara.

El conileño, de 22 años, vuelve a cantar saetas tres años después de las últimas chicotás. Este año va a cantarle por primera vez a una de las hermandades más populares de nuestro pueblo: la Hermandad de la Borriquita; para la cual, ha escrito la primera saeta de su puño y letra. Enamorado de la Semana Santa de su pueblo, agradece el cariño que ha recibido de antiguos saeteros locales como Diego ‘el Pirulo’ o Concepción Gallardo.

Además de a La Amargura y al Nazareno, este año le cantaré por primera vez a la Borriquita una saeta de mi puño y letra

-¿Cuántos años llevas cantando saetas?

–Justamente esta Semana Santa hago 10 años cantando en la calle, aunque en mi casa ya cantaba desde niño. Canté mi primera saeta con 12 años..


-¿Dónde cantaste la primera? ¿A qué imagen se la cantaste?

–La canté desde la famosa ventana del bar la Cantina y se la recité a la Virgen de la Amargura nada más salir aquel año. Fíjate que no era ni una saeta como tal, era un fragmento de la copla Romance de Zamarrilla en el que se le canta a la Virgen de la Amargura de Málaga y yo la quise adaptar para cantársela a la de mi pueblo. En 2012 y en 2013 le canté solo a la Virgen de la Amargura. Luego tuve un parón por el tema del cambio de voz y volví en 2016 o 2017, no lo recuerdo bien.

¿Siempre has cantado saetas?

–He cantado también fandangos, rumbas y todo lo que se me presente. Actualmente con mi grupo, Al Compás del Levante, tengo la suerte de cantar otros registros.

¿Te enseñó alguien a cantar?

–Me considero autodidacta. He tenido muchísima gente que me ha querido enseñar. Tengo que reconocer que estuve un tiempo con Ana ‘la Pastora’ en un coro y algo me enseñó, al igual que aprendo mucho a día de hoy con la guitarrista de mi grupo, ‘Moni’. Pero la saeta la he aprendido de mi propio oído.

¿Cómo descubriste esa pasión por la saeta?

–A mí la Semana Santa siempre me ha gustado mucho, la música tan bonita, los pasos, etc. Una vez escuché una saeta en la tele y fue ahí donde de verdad me interesé por este cante, aunque a mí siempre me había encantado el cante jondo. Después de eso, fueron pasando los años y me llamaban para eventos que se hacían desde el Hogar del Pensionista o la misma Peña Flamenca. Allí escuchaba a los mayores cantando saetas y es que me gustaba mucho. Yo estas cosas las disfruto como si fuera un niño pequeño.

¿Le has podido cantar a todas las hermandades de Conil?

–Me falta solo una hermandad por cantarle y voy a hacerlo este año. Es la Hermandad de la Borriquita. A las demás les he cantado a todas: al Silencio no se le canta, y luego le he cantado también, además de la Amargura, al Nazareno y a la Virgen de la Soledad.

¿Tienes alguna anécdota que te gustaría resaltar?

–Tengo dos recuerdos que nunca olvidaré.  Un momento muy especial para mí fue el día que volví a cantar después de aquellos años de pausa. Cuando acabé, no sé qué me pasó, pero no pude evitar parar de llorar. No sé cómo expresar aquello. Algo especial… no sé cómo decirte. Solo sé que acabé llorando como un niño chico. Fue como decirle a la Virgen: “otra vez te estoy cantando”. Por otro lado, la primera vez nunca se olvida. Se me ponen los vellos de punta al recordar esto. En aquella primera vez, un famoso saetero de nuestra localidad, Diego ‘el Pirulo’, estaba en el balcón junto a mí y cuando acabé de cantar y me giré lo vi llorando detrás mía porque se había emocionado con mi saeta. Que un hombre con tanta experiencia y sabiendo cantar tan bien se emocionara conmigo, para mí fue grandísimo.

De esta nueva generación de saeteros locales ¿Quién más hay?

–Patricia Narváez.

¿Cuál es para ti el rincón más especial de Conil para cantar una saeta?

–Como siempre le canto a la Virgen de la Amargura cuando el palio termina de subir la calle de la Virgen y llega hasta arriba… Para mí, ese momento, es “sagrado”. Siempre le canto desde la Plaza del Ayuntamiento, me subo en uno de los bancos y desde allí le recito.

¿Perteneces a alguna Hermandad?

–Todavía no. Me iba a hacer hermano de la Hermandad de la Amargura, pero llegó la pandemia y al final no lo conseguí. Pero lo tengo pendiente.

¿Has escrito alguna saeta?

–Sí, este año y la tengo preparada. Una de las Hermandades de las que más cariño me han dado y apoyo he recibido es la Hermandad de la Borriquita y nunca le he cantado. Recuerdo que un año me dijo Diego Ramos, vestido de penitente y en el Arco de la Villa, que le cantara una saeta a este mítico paso de nuestro Domingo de Ramos, pero no pude hacerlo porque no me sabía ninguna letra de la Borriquita y le prometí cantarle al año siguiente. Aquello fue en 2019 y al año siguiente ya no hubo Semana Santa.

¿Dónde la vas a cantar el próximo Domingo de Ramos para ir a escucharte?

–Eso no lo sé ni yo. Yo veré la procesión y donde el cuerpo me pida cantarla, ahí lo haré.

¿Actualmente estás aprendiendo (o has aprendido) de alguno de nuestros saeteros mayores?

–Es verdad que he recibido muchos apoyos por parte de todos, pero si tengo que destacar a alguien, ese es Diego ‘el Pirulo’.  Diego es una maravilla de persona y para mí el cariño que he recibido de él no se me olvidará nunca. Le estoy muy agradecido porque es cierto que incluso en momentos antes de cantar la saeta me ha estado ayudando. Me pedía que la cantase para ver si él me podía ayudar en algo. Por parte de Diego, me reitero una vez más, estoy muy agradecido, al igual que lo estoy de otra saetera de nuestro pueblo, Concepción Gallardo, por todo el cariño que me dio.

¿Cómo preparas tu mente y tu garganta antes de cantar?

–La garganta la preparo desde que empieza la cuaresma. Me pongo a cantar cante jondo para preparar los pulmones y todos los días ensayo las saetas que voy a cantar, ya que cada letra requiere sus paradas y es complicado. Y con respecto a la timidez, yo no miro a nadie. Yo me encierro en mí mismo y empiezo a cantar. Cuando ya escucho aplaudir, me doy cuenta de que ya he terminado. La saeta es una oración. Tienes que sentirla dentro y concentrarte en el paso que está frente a ti. Si es así, déjate llevar.

Al margen de la Borriquita, ¿a quién vas a cantarle este año?

–A la Amargura y al Nazareno, son mis citas obligadas.

¿Te has atrevido a cantar alguna vez la saeta típica de Conil?

–Aún no. La que yo hago tiene una forma más estándar. Quiero hacerlo algún año porque suena muy bonita pero no termino de verme cómodo. De todos modos, me gustaría aprender tarde o temprano esa forma tan peculiar de cantar la saeta que tienen saeteros locales como José Muñoz ‘Puchirichi’ porque no quiero que se pierda y me las pienso preparar.

¿Te has planteado alguna vez cantar fuera de Conil?

–Le tengo tanta devoción a las hermandades de mi pueblo que soy incapaz de vivir una Semana Santa que no sea la de Conil.

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