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Lunes 24/06/2024  

España

¿Tiene hueco el carnaval?

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Sigue el Carnaval intentando hacerse un hueco, con propiedad, dentro del calendario festivo de la ciudad. Y ya van años. Desde aquellos Arrumbadores, del año 80, que cantaban las letras de Manolo Ramos y Pedro Pérez, al nacimiento de las Peñas Pioneros de Carnaval y Carnavalesca Jerezana, pasando por las comparsas Nuevo Amanecer o Ecos de Mis sueños, con letras de Manolo Mazzoni -¿les suena?-  y Alfonso Bonilla, o por los  pasacalles casi en clandestinidad, o por la salida de la comparsa Fresa, Menta y Limón, la primera de la Peña Agustín González, o por la aparición de Manuel Albaiceta como letrista, o por aquel primer cartel oficioso de Carnaval, en el año 1983, salido de la destreza del peluquero de la calle Santa Rosa, o por el cuarteto de Agustín González La enfermera, Don José y un enfermo que sabe más que él, hasta llegar a ese primer carnaval oficial con pregón y venenciadora -María José Santiago- y las puertas del Villamarta, antes de su remodelación, abiertas de par en par en lo que parecía que era el renacer definitivo de ese Carnaval que no era reivindicación de unos jartibles de las fiestas de carnestolendas, sino recuperar unas fiestas que tuvieron su arraigo antes de la guerra entre hermanos en el 36. Cuentan que nuestros abuelos vivieron fiestas de disfraces  de gran esplendor en el Casino Jerezano o en el Salón Cristina o en los distintos casinos de la ciudad y que la gente salía a la calle para expresar sus protestas en forma de pasadobles cantados en pasacalles por Larga, Cristina o Alameda Vieja. Personajes como El Lavi eran famosos en aquellos carnavales que los Alvarado, Mazzoni, Cote o Palomino apostaron por rescatar con la llegada de la democracia.

Hace ya casi treinta años y el Carnaval aún sigue haciéndose un hueco en las fiestas jerezanas, no termina de calar como debiese, pero quizás también se debería intentar darle un calado más jerezano, recordar lo pasado y protagonizar esos bailes que fueron, por lo que cuentan los historiadores, la auténtica salsa de un carnaval que era completamente distinto a los que se hacían en otras zonas de nuestra provincia. Quizá haya que ir en busca de una identidad propia.

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